Higinio Polo Rebelión A principios de los años ochenta del siglo pasado, cuando el PSOE consiguió acceder al gobierno español con Felipe González, y el país creyó que llegaban tiempos de cambio, Javier Solana, compañero suyo en la dirección del partido y en el gobierno socialista, parecía, aún, un joven rebelde, barbado, casi contracultural, alejado de los fastos del poder, cercano a los ciudadanos, cabalgando a veces en una motocicleta el Madrid que todavía recordaba las noches de miedo del franquismo. Era un tipo que parecía dispuesto a cambiar el rostro de España. En su juventud, becado por esas fundaciones norteamericanas que preparan a los jóvenes lobos de países menores que después servirán con fervor a Washington, aprendió el idioma del imperio en Estados Unidos, donde vivió durante varios años, y se convirtió después en un sencillo profesor socialista. Participó en el congreso del PSOE en Suresnes, en la periferia de París, en 1974, donde se ejecutó la operación política (organ...
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