En puertas de los
presupuestos, y habiendo votado a favor del decreto de prórroga presupuestaria
–parecería que a cambio de que se presentasen las 3 propuestas de leyes del
anexo de la declaración del 9N-, la posición de la CUP-CC tendría que ser
absolutamente diáfana. La determinada por la voluntad del pueblo de avanzar
hacia la independencia y por las necesidades de los y de las trabajadoras. De
nuevo se habla del Gobierno en manos de la CUP-CC: no es así, son las medidas
del gobierno bajo la presión de lo que exige la gente, y la CUP-CC sólo como su
intermediario. No caben medias tintas.
Hasta la
investidura: meses perdidos
Creemos que fueron
un error los 3 meses de negociaciones con JxS. Porque era –y es- imposible
encontrar un “punto medio” ni en el terreno nacional –donde seguimos
defendiendo que es imprescindible la ruptura y ellos opinan que por ahora no y
que después de los 18 meses tampoco tendrá que ser unilateral...- ni menos en
el social –con nuestro horizonte fijado en las necesidades de la gente y
dejando de pagar la deuda y JxS priorizando el pago de ésta para seguir en la
UE-. Ceder 2 votos y 8 abstenciones a cambio de sacar del gobierno a Mas y los
consejeros de los recortes era en sí un acto de generosidad y respeto hacia los
1,6 millones que habían votado JxS y la República catalana, después de años de
movilizaciones. Pero en ningún caso se tenía que confundir, ni tenía que
suponer, ni un acuerdo de gobernabilidad ni ningún pacto que condicionara a la
CUP-CC. Los últimos años de las políticas de CiU y ERC hacían evidente que,
este nuevo gobierno, lejos de generarnos confianza, tendría que ser combatido
desde el primer día.
Cuando 3 meses
después, los y las diputadas presentan los resultados de las interminables
negociaciones, el resultado era el mismo que el del programa de JxS y por lo
tanto, opuesto en las dos vertientes al nuestro. Era tan escandaloso que en el
CP-GAP del 10 de enero, tanto los documentos que defendían el Mas NO, como los
de los que opinaban que Mas SI, rechazaban absolutamente el “Plan de choque” de
JxS.
Nuevo gobierno: acuerdo e investidura
Finalmente se llegó
a un acuerdo in extremis y se invistió Gobierno sin Mas ni su cortejo (Felip
Puig, Boi Ruiz, Rigau...). Era una de las expresiones del resultado del 27S
donde no sólo se había obtenido mayoría independentista sino también dado un
giro a la izquierda. Un giro, que por previsible, ya había hecho que el mismo
JxS escondiera Mas para no tener que responder por los brutales recortes y
privatizaciones. Por eso el Gobierno Puigdemont es más débil que el anterior
para aplicar de nuevas, a pesar de que tanto el Gobierno Central como la UE le
exijan más para garantizar el pago de la deuda y cumplir con el déficit. Al
frente de esta tarea se pone el principal activo de ERC, Oriol Junqueras, con
la necesidad de acudir a Madrid a pedir los créditos del Fondo de Liquidez
Autonómica (FLA) a la vez que trata de paralizar los movimientos sociales
contra los recortes (buen ejemplo de esto es el acuerdo en el último momento
con los sindicatos mayoritarios de la Función Pública, CCOO, UGT, IAC, para
aplazar la devolución de la extra de 2012 de los funcionarios en vergonzosos
plazos que se pueden prolongar hasta el 2018). Esperamos tardar un poco más que
en el Ayuntamiento de Barcelona, a ver al Gobierno siguiendo los pasos de
Ada Colau exigiendo a los trabajadores de TMB levantaran la huelga para
sentarse a negociar.
La renuncia de Mas
a la presidencia no fue el resultado de un acto de magnanimidad, sino el
intento desesperado para evitar unas nuevas elecciones. ERC ya había declarado
que no iría en una nueva lista conjunta y CDC –cómo ya pasó el 20D- iba a
quedar relegado a un lugar secundario. Dejar caer a Mas –después del no
de la CUP-CC- era la única manera de conservar en manos de CDC la presidencia y
la mayoría del Gobierno. La caída de Mas era el triunfo de las bases de la
CUP-CC que, fieles a su compromiso electoral, no se dejaron doblegar ante la
presión extrema externa e interna.
Si todo se hubiera
reducido al cambio de Mas por Puigdemont, nosotros habríamos dado el apoyo a la
investidura, pero sin compromiso político, con las manos libres para combatir
sus inconsecuencias en la lucha por la República Catalana y llamando a
enfrentar los planes económicos que seguirán cargando sobre las espaldas de los
y las trabajadoras. Pero resulta incomprensible que, después de haber aguantado
la presión casi tres meses –con la dimisión de Baños, cabeza de lista y
favorable a investir a Mas, incluida-, en el último momento la dirección de la
CUP identifique la debilidad de CDC como propia, permita a Mas hacer de la
debilitado virtud, y acabe pagando un precio suicida en el acuerdo con JxS. Un
acuerdo que intenta anular todo el potencial rupturista de la CUP-CC y
subordinarla a JxS y al Gobierno Puigdemont. Lucha Internacionalista llamamos a
votar en contra del acuerdo tanto para mantener la independencia política de la
CUP-CC, como porque cuestiona el proceso de reorganización a su alrededor que
había levantado esperanzas incluso entre población trabajadora que no se
definía como independentista.
Es del todo
sintomático que en el acuerdo se critica “la beligerancia de la CUP-CC”,
y no porque se denunciaba que el plan de choque que propone JXS son migajas,
sino porque se dudaba –y con razón- que CDC y ERC tuvieran “una voluntad
inequívoca de avanzar en el proceso de la independencia”. Y es que el
Gobierno Puigdemont seguirá justificando ante sus bases una política económica
antisocial, al servicio de los intereses de la burguesía, por la falta de
recursos mientras Cataluña no sea república. Pero donde se juega sus 1’6
millones de votos, es en si responde con firmeza a los embates del Estado y
avanza decididamente hacia la proclamación de la República catalana o acaba
retrocediendo hacia un pacto fiscal. Claro, siempre que pueda haber una opción
independentista a la izquierdo que pueda canalizar este descontento llegado el
momento. Y esto es el que JXS trata de desactivar intentando anular la CUP-CC
sometiéndola y haciéndola cómplice de sus políticas antisiociales o acusándola
de poco independentista y traidora si no se deja someter.
Y ahora ¿qué?
Defenderemos el
Gobierno catalán ante los ataques del Estado que vayan contra el ejercicio del
derecho de autodeterminación. Hay que debatir un plan de movilizaciones para
responder, incluido el llamamiento a la huelga general en caso de intervención
del Parlamento y/o el Gobierno, y a la solidaridad de los y las trabajadoras de
los otros pueblos del estado. Pero la independencia política ante el Gobierno
de CDC-ERC y el combate por la República Catalana y las necesidades de los
trabajadores/as no está, ni estará en juego.
Por eso no se pueden silenciar ninguno de los cuestionamientos de JxS al proceso del que se reclama. Así, la incoherencia de la Mesa del Parlamento alegando ante el Tribunal Constitucional porque ha tumbado la Declaración del 9N: a un TC que la Declaración dice desconocer, hacerlo convirtiendo la declaración en una cuestión de deseos -“no vinculante”- y publicar en el DOGC la resolución del TC. Porque tampoco hemos escuchado rectificaciones de Puigdemont cuando relativizaba el plazo de los 18 meses y suprimía la posibilidad de la DUI ante una agresión del Gobierno, tal como dice su programa. Ni hemos visto en el DOGC la Comisión de estudio del Proceso Constituyente parado en cuando el Gobierno la llevó al TC. Ni tampoco que el Departamento de Enseñanza aplique el punto 4 del anexo de la Declaración del 9N donde se iba a desobedecer la LOMCE en los sentidos en que lo habían llevado al Constitucional por limitación de competencias: pues bien, a pesar de que no compartíamos el texto, JxS que lo escribió, también lo incumple puesto que los centros ya tienen las fechas de las evaluaciones del Ministerio. No apoyamos al acuerdo, pero sólo con estos hechos, esperamos que quienes lo hicieron entiendan que JxS lo está rompiéndolo día a día, porque como decíamos más arriba su plan es otro.
Por eso no se pueden silenciar ninguno de los cuestionamientos de JxS al proceso del que se reclama. Así, la incoherencia de la Mesa del Parlamento alegando ante el Tribunal Constitucional porque ha tumbado la Declaración del 9N: a un TC que la Declaración dice desconocer, hacerlo convirtiendo la declaración en una cuestión de deseos -“no vinculante”- y publicar en el DOGC la resolución del TC. Porque tampoco hemos escuchado rectificaciones de Puigdemont cuando relativizaba el plazo de los 18 meses y suprimía la posibilidad de la DUI ante una agresión del Gobierno, tal como dice su programa. Ni hemos visto en el DOGC la Comisión de estudio del Proceso Constituyente parado en cuando el Gobierno la llevó al TC. Ni tampoco que el Departamento de Enseñanza aplique el punto 4 del anexo de la Declaración del 9N donde se iba a desobedecer la LOMCE en los sentidos en que lo habían llevado al Constitucional por limitación de competencias: pues bien, a pesar de que no compartíamos el texto, JxS que lo escribió, también lo incumple puesto que los centros ya tienen las fechas de las evaluaciones del Ministerio. No apoyamos al acuerdo, pero sólo con estos hechos, esperamos que quienes lo hicieron entiendan que JxS lo está rompiéndolo día a día, porque como decíamos más arriba su plan es otro.
Y en el terreno
social, tal como venimos insistiendo desde el 28S, urge poner en marcha una
amplia plataforma por el plan de choque real que precisan las clases populares,
llamando a organizaciones, movimientos, sindicados... para definirlo junto con
un plan de lucha para conseguirlo. Y desde ahora, la CUP-CC tiene que hacer
suyas las banderas de las luchas que ya existen como por ejemplo contra los
cierres de P3, defendiendo la reducción de ratios tanto a primaria como
secundaria y, si faltan dinero, cerrando conciertos -que, como ahora se muestra
con el caso de los Maristas de Sants-Les Corts, cobran dinero público a patadas
pero no responden ni se controlan desde el poder público, porque son negocios
privados.
La CUP-CC no té
nada a “negociar” con el Gobierno: Junqueres ya ha explicado que el 90% del presupuesto
lo determina Madrid y que vienen unos presupuestos injustos; la UE ya ha hecho
patente su intención de hacer cumplir el nivel de déficit y exige un recorte de
8.000 millones al conjunto del Estado. Con estas premisas no se pueden atender
las necesidades sociales de los y las trabajadoras. Estas sólo las
conseguiremos poniendo la candidatura con los parlamentarios al frente, al
servicio de un plan de lucha coherente con el programa con el cual nos
presentamos a las elecciones el 27S: por la ruptura con el Estado y con la UE
de la Troika y del gran capital.
12 de febrero 2016
Esther del Alcázar
Lucha
Internacionalista
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