Nos jugamos mucho con el TTIP
El TTIP es un tratado de libre comercio, pero va mucho más allá. Si se aprueba, las multinacionales quedarán por encima de la ley.Ayúdanos a pararlo. |
No, no nos hemos vuelto locos del todo. La frase no es nuestra, pero sí podría resumir el espíritu que reina en las negociaciones que están teniendo lugar esta semana en Bruselas. Los negociadores de la EU y de EEUU se reúnen a puerta cerrada para negociar el Acuerdo Transatlántico sobre Comercio e Inversión más conocido por sus iniciales, TTIP.
Por eso, varios activistas de Greenpeace bloquearon ayer el comienzo de las negociacionesentre la UE y Estados Unidos en Bruselas.
El TTIP no va de comercio, va sobre nuestras vidas
El TTIP no va de comercio, va sobre nuestras vidas
Se habla sobre comercio, es verdad, pero ese no es meollo. Lo que se está discutiendo es cómo dar más poder a las multinacionales, recortando el espacio democrático y reduciendo la capacidad de decisión de la ciudadanía. Es decir, cómo poner el comercio y los privilegios de las grandes corporaciones por delante de los servicios públicos, los derechos laborales o el medio ambiente. Dicen que va de comercio, pero estas negociaciones secretas hay que desnudarlas.
Cerca de 3,5 millones de europeos han firmado ya contra el TTIP y han salido a las calles de Berlín, Amsterdam, Bruselas o Madrid para protestar. Las barreras comerciales que quieren eliminar son las normas que protegen nuestra salud, nuestro medio ambiente y nuestra forma de vida. Las organizaciones de consumidores, sindicatos e incluso las pequeñas empresas a ambos lados del Atlántico están preocupadas por este acuerdo comercial.
La intención de los negociadores es avanzar para establecer un tribunal especial para los inversores extranjeros, un instrumento fundamental para dar más poder a las grandes empresas. La Comisión Europea respalda el llamado Sistema Judicial de Inversiones, un “tribunal” que está pensado para que empresas extranjeras pueden demandar a los gobiernos y exigir compensaciones económicas masivas si sienten que cualquier regulación afecta a sus inversiones. Este sistema pseudo-judicial es injusto, discriminatorio con la empresa local y podría costar a los contribuyentes una fortuna. Además tendrá un importante efecto disuasivo en los poderes públicos, disminuyendo su disposición a adoptar determinadas leyes por temor a ser demandadas.
2016 es un año crucial para parar estas negociaciones. El presidente Obama y la Comisión Europea quieren completar las negociaciones TTIP antes de las elecciones en Estados Unidos en noviembre. Y nosotros vamos a seguir desenmascarando estas negociaciones secretas hasta pararlas. No vamos a dejar que los políticos establezcan las bases de un gran negocio para unas pocas multinacionales a costa de la ciudadanía.
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