MUNDO OBREROSE IMPONE LA NECESIDAD DE RECONSTRUIR UN CURRÍCULUM CONTRA-HEGEMÓNICO.
Se sigue manteniendo en buena parte de los libros de textos la denominada teoría de la equidistancia... que marca con el signo de la “culpabilidad” por igual a las dos partes enfrentadas
Se sigue manteniendo en buena parte de los libros de textos la denominada teoría de la equidistancia... que marca con el signo de la “culpabilidad” por igual a las dos partes enfrentadas
Unidades Didácticas para la Recuperación de la Memoria HistóricaEnrique Javier Díez Gutiérrez y Javier Rodríguez González (Profesores Universidad de León)Foro por la Memoria de León y Ministerio de la Presidencia
Los textos escolares dominan el curriculum: la mayor parte del tiempo escolar se centra en torno a ellos, tanto del alumnado como del profesorado. De ahí su importancia: ayudan a construir el imaginario colectivo de las futuras generaciones.
Pero cuando realizábamos el documental “Los campos del silencio”, sobre los presos republicanos en campos de concentración franquistas, constatamos que la mayor parte de los adolescentes y jóvenes del Instituto de Secundaria de Fabero del Bierzo (León) desconocían o conocían esta parte de la historia de una forma fragmentada e inconexa. Parecía que sus libros de texto, sus clases de historia, su formación académica todavía seguía encubriendo, silenciando u ocultando esta parte de la historia que nos pertenece a todos y todas, a la sociedad en su conjunto.
De esta experiencia surgió un proyecto de investigación con el fin de analizar los contenidos que sobre la época de la República, de la represión franquista y la lucha antifranquista, se estaban dando en las clases de Historia a nuestro alumnado.
Hemos podido comprobar que los libros de texto sí recogen, aunque no con la suficiente profundidad, una parte significativa de los hechos que se desarrollaron tras el fracaso de la experiencia republicana en los años 30 en España. Pero no ha sido hasta las últimas ediciones revisadas cuando se han introducido bastantes contenidos relacionados con la resistencia antifranquista de los hombres –las mujeres apenas son tenidas en cuenta-, aunque resaltando sobre todo los movimientos y organizaciones de resistencia de corte más moderado. Por ejemplo, se dedican muchos más contenidos y atención a la resistencia política de los años 60 que a toda la lucha guerrillera durante los 20 años anteriores.
Se tiende a olvidar o incluso se minimiza la represión franquista sistemática y orquestada legalmente y con carácter retroactivo que se prolongó durante los 40 años posteriores a la guerra civil. Incluso hay temas especialmente “tabú” que no se tocan ni siquiera “colateralmente”, como el papel legitimador de la Iglesia en todo el proceso de represión o los mecanismos “legales” de incautación de bienes de familias republicanas represaliadas y las consecuencias de ello, no sólo para la población que los sufrió, sino en el proceso de enriquecimiento y generación de nuevas fortunas que asentaron la oligarquía del régimen. Tampoco aparece en los libros de texto analizados, como así lo confirma también el profesorado entrevistado, la implicación activa de una parte de la sociedad civil (la que se sentía vencedora) en el plan de represión, intimidación y exclusión social de la dictadura franquista. Al igual que tampoco se hace prácticamente ninguna referencia al reconocimiento de las víctimas del franquismo y de quienes desde la lucha antifranquista siguieron defendiendo el orden legítimo de la II República.
Otro hecho significativo es la proporción de espacio dedicado a estos temas respecto al resto de temas en su conjunto. Los 43 años que duraron la II República, la guerra civil y la dictadura franquista ocupan una media del 39,4% de los contenidos del siglo XX pero el mayor espacio lo ocupa la descripción de la guerra civil y las diferentes batallas que se sucedieron durante la contienda.
Finalmente es significativo que se sigue manteniendo en buena parte de los libros de textos la denominada teoría de la equidistancia, en la que se plantea que hubo un enfrentamiento entre dos bandos, una lucha fratricida entre hermanos, que marca con el signo de la “culpabilidad” por igual a las dos partes enfrentadas. Así se tiende a hablar de los “desmanes de ambos bandos” y se insiste en que “todos fuimos culpables” de una forma u otra de la barbarie que vivió la España de los años 30.
Por eso, se impone la necesidad de reconstruir un currículum contra-hegemónico que garantice la justicia curricular. (Re)construir un pasado de tal forma que la experiencia y las memorias de las personas olvidadas y desfavorecidas formen parte también del currículum oficial. Este enfoque de la enseñanza atiende a la historia desde abajo, desde la experiencia de los protagonistas, convirtiendo el conocimiento histórico en una realidad cultural controvertida y susceptible de ser sometida al escrutinio personal y público.
La realización de acciones y propuestas curriculares destinadas a garantizar el derecho de la ciudadanía al conocimiento histórico veraz de la devastación humana que sufrió el mundo desde la aparición del fascismo en la década de 1920, y de los genocidios que éste perpetró por razones raciales, ideológicas y culturales, es hoy en día una realidad con prestigio en los principales contenidos curriculares de países de la Unión Europea, en Estados Unidos y Canadá, en Argentina y Chile, en Australia y en Japón; y la memoria de las dictaduras se extiende a países como Ruanda o Suráfrica.
De hecho, la Recomendación relativa a la enseñanza de la Historia adoptada por el Comité de Ministros del Consejo de Europa del 31 de octubre de 2001 aparece un apartado dedicado a “Memoria y enseñanza” en el que se recomienda tomar medidas educativas para prevenir la repetición o la negación de acontecimientos devastadores que marcaron el siglo XX.
De ahí que sean recomendables propuestas como las Unidades para la Recuperación de la Memoria Histórica (Díez Gutiérrez, 2009), realizadas como reelaboración o complemento a los libros de texto tradicionales, que tratan de recuperar esa parte de nuestra historia que ha quedado relativamente olvidada o silenciada en el curriculum escolar habitual.
Pero cuando realizábamos el documental “Los campos del silencio”, sobre los presos republicanos en campos de concentración franquistas, constatamos que la mayor parte de los adolescentes y jóvenes del Instituto de Secundaria de Fabero del Bierzo (León) desconocían o conocían esta parte de la historia de una forma fragmentada e inconexa. Parecía que sus libros de texto, sus clases de historia, su formación académica todavía seguía encubriendo, silenciando u ocultando esta parte de la historia que nos pertenece a todos y todas, a la sociedad en su conjunto.
De esta experiencia surgió un proyecto de investigación con el fin de analizar los contenidos que sobre la época de la República, de la represión franquista y la lucha antifranquista, se estaban dando en las clases de Historia a nuestro alumnado.
Hemos podido comprobar que los libros de texto sí recogen, aunque no con la suficiente profundidad, una parte significativa de los hechos que se desarrollaron tras el fracaso de la experiencia republicana en los años 30 en España. Pero no ha sido hasta las últimas ediciones revisadas cuando se han introducido bastantes contenidos relacionados con la resistencia antifranquista de los hombres –las mujeres apenas son tenidas en cuenta-, aunque resaltando sobre todo los movimientos y organizaciones de resistencia de corte más moderado. Por ejemplo, se dedican muchos más contenidos y atención a la resistencia política de los años 60 que a toda la lucha guerrillera durante los 20 años anteriores.
Se tiende a olvidar o incluso se minimiza la represión franquista sistemática y orquestada legalmente y con carácter retroactivo que se prolongó durante los 40 años posteriores a la guerra civil. Incluso hay temas especialmente “tabú” que no se tocan ni siquiera “colateralmente”, como el papel legitimador de la Iglesia en todo el proceso de represión o los mecanismos “legales” de incautación de bienes de familias republicanas represaliadas y las consecuencias de ello, no sólo para la población que los sufrió, sino en el proceso de enriquecimiento y generación de nuevas fortunas que asentaron la oligarquía del régimen. Tampoco aparece en los libros de texto analizados, como así lo confirma también el profesorado entrevistado, la implicación activa de una parte de la sociedad civil (la que se sentía vencedora) en el plan de represión, intimidación y exclusión social de la dictadura franquista. Al igual que tampoco se hace prácticamente ninguna referencia al reconocimiento de las víctimas del franquismo y de quienes desde la lucha antifranquista siguieron defendiendo el orden legítimo de la II República.
Otro hecho significativo es la proporción de espacio dedicado a estos temas respecto al resto de temas en su conjunto. Los 43 años que duraron la II República, la guerra civil y la dictadura franquista ocupan una media del 39,4% de los contenidos del siglo XX pero el mayor espacio lo ocupa la descripción de la guerra civil y las diferentes batallas que se sucedieron durante la contienda.
Finalmente es significativo que se sigue manteniendo en buena parte de los libros de textos la denominada teoría de la equidistancia, en la que se plantea que hubo un enfrentamiento entre dos bandos, una lucha fratricida entre hermanos, que marca con el signo de la “culpabilidad” por igual a las dos partes enfrentadas. Así se tiende a hablar de los “desmanes de ambos bandos” y se insiste en que “todos fuimos culpables” de una forma u otra de la barbarie que vivió la España de los años 30.
Por eso, se impone la necesidad de reconstruir un currículum contra-hegemónico que garantice la justicia curricular. (Re)construir un pasado de tal forma que la experiencia y las memorias de las personas olvidadas y desfavorecidas formen parte también del currículum oficial. Este enfoque de la enseñanza atiende a la historia desde abajo, desde la experiencia de los protagonistas, convirtiendo el conocimiento histórico en una realidad cultural controvertida y susceptible de ser sometida al escrutinio personal y público.
La realización de acciones y propuestas curriculares destinadas a garantizar el derecho de la ciudadanía al conocimiento histórico veraz de la devastación humana que sufrió el mundo desde la aparición del fascismo en la década de 1920, y de los genocidios que éste perpetró por razones raciales, ideológicas y culturales, es hoy en día una realidad con prestigio en los principales contenidos curriculares de países de la Unión Europea, en Estados Unidos y Canadá, en Argentina y Chile, en Australia y en Japón; y la memoria de las dictaduras se extiende a países como Ruanda o Suráfrica.
De hecho, la Recomendación relativa a la enseñanza de la Historia adoptada por el Comité de Ministros del Consejo de Europa del 31 de octubre de 2001 aparece un apartado dedicado a “Memoria y enseñanza” en el que se recomienda tomar medidas educativas para prevenir la repetición o la negación de acontecimientos devastadores que marcaron el siglo XX.
De ahí que sean recomendables propuestas como las Unidades para la Recuperación de la Memoria Histórica (Díez Gutiérrez, 2009), realizadas como reelaboración o complemento a los libros de texto tradicionales, que tratan de recuperar esa parte de nuestra historia que ha quedado relativamente olvidada o silenciada en el curriculum escolar habitual.
Publicado en el Nº 283 de la edición impresa de Mundo Obrero abril 2015
Con respecto al totalitarismo en Europa de 1917 a finales de los 80, ¿cuánto espacio dedican a tito Stalin y a los sucesivos presidentes de su club de fans?
ResponderEliminar