⬆️ Arriba, un fotomontaje de 2007 en el que tratábamos de reflejar las previsiones de los científicos sobre los impactos del cambio climático en el río Ebro en el futuro.
⬇️ Abajo, una imagen actual del Ebro a su paso por Zaragoza publicada recientemente en el diario El Español.
Hace diez años nos llamaron alarmistas cuando ilustramos lo que los científicos predecían sobre los impactos del cambio climático en los paisajes españoles. Hoy asusta ver lo parecidas que son estas imágenes.
Y asusta saber que hemos perdido diez años para avanzar en la lucha contra el cambio climático, el mayor problema ambiental y económico al que se enfrenta la humanidad.
Por aquel entonces decíamos que no tenían por qué ser imágenes del futuro, sino que el futuro puede y debe de ser otro. Seguimos pensándolo y creemos que estas imágenes deben ser una llamada de atención para que aquellos que tienen el poder de cambiarlo se dejen de excusas y abran los ojos ante las amenazas del cambio climático.
La indiferencia ha hecho que los paisajes en los que vivimos y que tanto amamos, se hayan ido alterando hasta parecerse cada vez más a las alarmantes imágenes que publicamos hace diez años.
En casos como el del Ebro, nos habría gustado equivocarnos. Pero todavía estamos a tiempo de actuar. Por eso desde Greenpeace seguiremos denunciando y trabajando para que empresas y políticos actúen comprometidamente para frenar la mayor amenaza del planeta: el cambio climático.
⬇️ Abajo, una imagen actual del Ebro a su paso por Zaragoza publicada recientemente en el diario El Español.
Hace diez años nos llamaron alarmistas cuando ilustramos lo que los científicos predecían sobre los impactos del cambio climático en los paisajes españoles. Hoy asusta ver lo parecidas que son estas imágenes.
Y asusta saber que hemos perdido diez años para avanzar en la lucha contra el cambio climático, el mayor problema ambiental y económico al que se enfrenta la humanidad.
Por aquel entonces decíamos que no tenían por qué ser imágenes del futuro, sino que el futuro puede y debe de ser otro. Seguimos pensándolo y creemos que estas imágenes deben ser una llamada de atención para que aquellos que tienen el poder de cambiarlo se dejen de excusas y abran los ojos ante las amenazas del cambio climático.
La indiferencia ha hecho que los paisajes en los que vivimos y que tanto amamos, se hayan ido alterando hasta parecerse cada vez más a las alarmantes imágenes que publicamos hace diez años.
En casos como el del Ebro, nos habría gustado equivocarnos. Pero todavía estamos a tiempo de actuar. Por eso desde Greenpeace seguiremos denunciando y trabajando para que empresas y políticos actúen comprometidamente para frenar la mayor amenaza del planeta: el cambio climático.
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