Después de 6 meses de crisis para formar
gobierno, repetimos elecciones, sin que las encuestas vaticinen
cambios sustanciales en la suma de alianzas. Un hecho significativo
sería la caída del PSOE en la tercera posición, avanzado por
Unidos Podemos. En la base de la crisis de gobernabilidad está la
crisis del régimen. La voluntad popular de cambio es la respuesta a
la crisis económica que ha golpeado duramente a la población
trabajadora, la falta de libertades democráticas que permitan la
decisión de los pueblos y la lucha social, la impunidad que permite
todo tipo de corruptela. El reciente capítulo de las filtraciones de
la fiscalía anticorrupción y el ministro del interior, son la
última prueba que vincula políticos y cloacas del estado. Y
alrededor de esta realidad, se van hundiendo PP, PSOE, CiU (ahora
CDC) y se crea un nuevo panorama con otras fuerzas que disputan el
espacio.
Desde Lucha Internacionalista -como habíamos concretado en Cataluña con CUP-CC- intentamos impulsar una alternativa de un frente en base a las dos rupturas que necesitan los trabajadores y los pueblos: la ruptura con el capitalismo y la ruptura con el régimen. Pero la expresión que tuvo esta posibilidad con Iniciativa Internacionalista no tuvo continuidad, las organizaciones que podían ser referente en este proceso han seguido otros caminos: la Izquierda abertzale de Sortu con EA en Bildu, la CUT andaluza dentro de IU y ahora con Podemos, la CUP sin impulsar tampoco ningún proceso de confluencia con otras fuerzas en el estado.
Nuestra posición no es abstencionista, no animamos a los trabajadores y las clases populares a inhibirse de los procesos políticos. Llamaríamos al boicot a las elecciones si hubiera un proceso popular construyendo otras estructuras de decisión, pero no es el caso. Por ello llamamos a votar aquellas opciones de izquierda que profundizan la crisis del régimen del 78, y concretamente, las variantes de Podemos. En el País Vasco, este papel responde también a Bildu.
Decimos voto crítico a Podemos porque no confiamos en su programa económico, pues es imposible salir del paro, la precariedad y la miseria sin una política de ruptura con el capitalismo, sin dejar de pagar la deuda, porque sin esta ruptura se terminan aplicando los planes de la troika contra los pueblos: la traición de Tsipras, avalada por Pablo Iglesias, es todo un símbolo. Y tampoco es de fiar la promesa ambigua de un referéndum (que ya no es ninguna línea roja para formar gobierno) para dar salida a la voluntad de los y las catalanas de romper con ese estado. La voluntad de iniciar un proceso constitucional para dejar atrás el del 78 no se ha expresado en un compromiso de ruptura con la Monarquía. Y sin una ruptura con el régimen español es imposible el ejercicio del derecho de autodeterminación.
Ciertamente la crisis del régimen y del bipartidismo abre nuevas oportunidades para la clase trabajadora. Pero no podemos confiar en soluciones electorales ni creer que sin la movilización de base alguien resolverá las cosas por nosotros/as. Sabemos que para defender nuestros derechos no hay otro camino que la organización y la lucha de los y las trabajadoras y los pueblos: sin movilización no hay solución para revertir las privatizaciones, para mantener salarios..., tampoco para conquistar la libertad de los pueblos. Esta es la clave, sin la movilización de los trabajadores y los pueblos no habrá soluciones.
22 / junio / 2016.
Josep Lluís del Alcázar
Lucha Internacionalista
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