Durante 30 años, tener uno fue un sueño, apenas alcanzable, en buena parte de la Europa tras el Telón de Acero. Ahora, el Trabant, el económico y fiable coche "de cartón", casi desaparecido de las carreteras, sobrevive en Bulgaria gracias a la pasión de un coleccionista privado.
A Ivaylo Antov, de 40 años de edad, le gusta que lo llamen el señor del Trabbi. Este ex militar búlgaro se ha convertido en uno de los mayores coleccionistas de este vehículo, que se fabricó en la República Democrática Alemana (RDA) entre 1957 y 1991.
Antov ha convertido el patio de su casa, en la aldea de Hotnitsa, a unos 230 kilómetros de Sofía, en un refugio para el Trabbi en el que conserva 70 vehículos de esta mítica marca.
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