9 DE MARZO DE 2016
@lecorbusier2
PARTE 1
Así era yo con 19 añitos, un lechoncente a punto de caer en las garras de bravos y rudos guerreros vikingos dispuestos a comer carne cruda. Luego después de mi etapa militar vinieron aquellos años de sexo, torreznos y rock and roll (o las de sexo mentiras y cintas de vídeo que ya no me acuerdo) que me convirtieron en lo que soy hoy con mis taras y todo eso. Quiero aclararles que lo del sexo no es que fuera con nadie, es decir, era más autoabastecimiento que compartido y a esa edad se entiende perfectamente lo de la evolución del mono aunque yo creo que nos parecemos mas a los mandriles por la imagen que tengo de ellos en el Zoo de Madrid. El torrezno es lo que nos ponía más por el tema de la escasez de casi todo y porque participar en matanzas de cerdos te hacia ser como un memo con bigote de pelusilla en un guateque de los de antes, donde las solteras se sentaban todas juntas, cuando digo solteras digo casaderas de más de 30 años, (los solteros eran todos unos borrachuzos y puteros) y por esa zona no podías caer porque te desguazaban literalmente, las guapas y de nuestra edad, se las llevaba el maldito Paco que era un snob pueblerino maestro en ordeñar la vacas de su padre.
-Paco, Paco, Paco- le decía yo cariñosamente. –Dime por favor como haces semejantes requiebros verbales para que tanta zagala caiga rendida a tus pies-
El me decía –mira, el manejo de la ubre te da una cierta sensibilidad con cualquier tema femenino. Esa cadencia en las manos parecidas a la de un pianista, esa suavidad, esa forma de expresarme cuando las ordeño “vaaaamossss secreeeetaria tiraaaaa pa´lannnte” eso te da cierto toque especial.
-vamos a ver Paco. Toda la vida has sido un bocachancla y si las madrileñas van contigo es porque eres como tener un cromo en un álbum de jugadores de fútbol. Déjate de poesías y de vacas porque al final estas como los monos. –No lo podía aguantar había que bajarles a este de su pedestal al tonto del Paco.
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