LA "ESCUELA AL REVÉS", MILITARES IMPARTEN CLASES Y LOS ESTUDIANTES Y EL PROFESORADO SON CRIMINALIZADOSmundo obreroEsta formación en “valores patrióticos” parece que se hace de forma coherente para educar en la sumisión, en un contexto de leyes mordaza y de represión.
El capitalismo neoliberal utiliza la educación como un sistema de adoctrinamiento en su ideología de una forma constante, sutil y difusa. Es como el cuento de la rana que hierve en la cazuela lentamente, porque no es consciente de que el agua sube de temperatura lenta, pero inexorablemente, hasta que muere hervida.
La educación informal, a través de la televisión, los videojuegos, las películas, las novelas, las canciones, etc., etc., conforma un paradigma de pensamiento que, como explicaba Gramsci, genera una hegemonía ideológica que impregna todo el imaginario social y colectivo de nuestra sociedad.
La competitividad, el consumismo, el individualismo, el deseo de acumulación, se han convertido en el código de conducta prácticamente universal y generalizado que se ha instalado en el comportamiento colectivo y en el que socializamos a las jóvenes generaciones.
Sin embargo, se le ha encomendado a la educación formal, a la que se imparte en los colegios de infantil, primaria, secundaria y bachillerato que eduque justamente en los valores contrarios: cooperación, ecología, solidaridad, compartir, convivir, resolver los conflictos pacíficamente.
Y esto es lo que vienen tratando de hacer generaciones de profesores y profesoras que ayudan a su alumnado, desde infantil a los niveles más altos, a entender que la vida valiosa, la vida feliz, la vida a la que aspiramos los seres humanos es aquella que promueve la paz, el entendimiento, la solidaridad, la ayuda mutua.
Esto es lo que se celebra anualmente el 30 de enero, el Día Escolar de la Paz y la Noviolencia.
Lo tienen difícil las comunidades educativas en esta labor formativa, puesto que no hay forma de que haya voluntad política de ningún gobierno, hasta ahora, para encauzar democráticamente a las multinacionales de la industria de los medios de comunicación para que apoyen el proceso de desarrollo educativo de la sociedad en estos valores.
Pero más difícil se lo pone el Partido Popular con su imposición ideológica de sus particulares credos talibanes sobre religión católica, tauromaquia, imponiéndola en la formación profesional, o militarismo.
Porque al PP no le vale con aumentar todavía más el adoctrinamiento religioso en educación con la nueva reforma educativa de la LOMCE. Al PP no le basta con empresarializar la educación con la nueva competencia estrella de iniciativa empresarial obligándonos a aprender “el modo metafísico de preguntar radical y mayéutico para diseñar una idea empresarial”. También quiere militarizar la educación de nuestros hijos e hijas.
Difícilmente se puede promover en nuestros centros educativos la educación para la paz, como aparece en los proyectos educativos de centro, o desarrollar planes de mediación y programas de convivencia y resolución pacífica de conflictos, si los Consejeros de Educación de las Comunidades gobernadas por el PP promocionan concursos literarios escolares militares, en estrecha colaboración con las Áreas de Reclutamiento de cada provincia del Ministerio de Defensa. En donde, el alumnado debe escribir una carta a un militar, describiendo su visión sobre la “importancia que tiene la labor que desarrolla” y cómo contribuye su valor en los países donde ahora bombardear e invadir los denominan “labores humanitarias”.
Difícilmente se puede promover en nuestros centros educativos la educación para la paz, si los Consejeros de Educación de las Comunidades gobernadas por el PP introducen la formación militar en los centros educativos, impartiendo “formación militar a los docentes a través de talleres y cursos que contribuyan a la formación permanente de los docentes”, con el fin de que el espíritu patriótico y la defensa “formen parte de la educación de nuestros jóvenes”.
Es como la “escuela al revés”, que decía el escritor Eduardo Galeano. Donde los militares y las fuerzas de seguridad imparten clases y los estudiantes y el profesorado son criminalizados, sancionados y multados por defender la escuela pública, reivindicar derechos sociales y un mundo en paz y con justicia.
Ya que en el sistema educativo el profesorado educamos en el rechazo a las armas y la guerra como forma de convivencia y resolución de los conflictos, los responsables de la educación pública de nuestras Comunidades Autónomas, regidas por el PP y su ideología transgresora y antisistema, han pensado que es necesario, sin embargo, recortar los presupuestos educativos, despedir personal docente, y cerrar los centros de formación del profesorado, mientras incorporan la formación militar al profesorado, para imbuirles en el espíritu castrense y que a su vez lo trasladen a su alumnado. Un avance pedagógico que a todas luces parece incuestionable e imprescindible para instaurar de nuevo la educación patriótica militar en las nuevas generaciones. Con los valores claros y cuerpo a tierra.
Esta formación en “valores patrióticos” parece que se hace de forma coherente para educar en la sumisión, en un contexto de leyes mordaza y otras leyes de represión que se necesitan imponer en la España de los recortes y el rescate multimillonario de los bancos. Es necesario que la ideología de la obediencia debida vaya siendo asumida por las futuras generaciones.
Concursos literarios escolares de la Dirección General de Reclutamiento y Enseñanza Militar del Ministerio de Defensa. Plazas de toros acogiendo a miles de escolares para ver exhibiciones y desfiles de armas y efectivos de las diferentes unidades de la Benemérita, e incluso simulacros de detención, con explosivos incluidos. Formación militar a los docentes. Cátedras militares en las Universidades públicas. Investigación dedicada a la creación de armamento. Supongo que, próximamente, el 30 de enero se pasará a denominar “día escolar del espíritu militar”.
Me sigo preguntando si estamos a tiempo de revertir esta masacre. Aun así, sigo afirmando, con Ernesto Sábato, que esta convicción ha de poseernos hasta el compromiso y trabajar por construir otra educación posible (tenemos materiales para ello: http://www.izquierda-unida.es/node/16049)
La educación informal, a través de la televisión, los videojuegos, las películas, las novelas, las canciones, etc., etc., conforma un paradigma de pensamiento que, como explicaba Gramsci, genera una hegemonía ideológica que impregna todo el imaginario social y colectivo de nuestra sociedad.
La competitividad, el consumismo, el individualismo, el deseo de acumulación, se han convertido en el código de conducta prácticamente universal y generalizado que se ha instalado en el comportamiento colectivo y en el que socializamos a las jóvenes generaciones.
Sin embargo, se le ha encomendado a la educación formal, a la que se imparte en los colegios de infantil, primaria, secundaria y bachillerato que eduque justamente en los valores contrarios: cooperación, ecología, solidaridad, compartir, convivir, resolver los conflictos pacíficamente.
Y esto es lo que vienen tratando de hacer generaciones de profesores y profesoras que ayudan a su alumnado, desde infantil a los niveles más altos, a entender que la vida valiosa, la vida feliz, la vida a la que aspiramos los seres humanos es aquella que promueve la paz, el entendimiento, la solidaridad, la ayuda mutua.
Esto es lo que se celebra anualmente el 30 de enero, el Día Escolar de la Paz y la Noviolencia.
Lo tienen difícil las comunidades educativas en esta labor formativa, puesto que no hay forma de que haya voluntad política de ningún gobierno, hasta ahora, para encauzar democráticamente a las multinacionales de la industria de los medios de comunicación para que apoyen el proceso de desarrollo educativo de la sociedad en estos valores.
Pero más difícil se lo pone el Partido Popular con su imposición ideológica de sus particulares credos talibanes sobre religión católica, tauromaquia, imponiéndola en la formación profesional, o militarismo.
Porque al PP no le vale con aumentar todavía más el adoctrinamiento religioso en educación con la nueva reforma educativa de la LOMCE. Al PP no le basta con empresarializar la educación con la nueva competencia estrella de iniciativa empresarial obligándonos a aprender “el modo metafísico de preguntar radical y mayéutico para diseñar una idea empresarial”. También quiere militarizar la educación de nuestros hijos e hijas.
Difícilmente se puede promover en nuestros centros educativos la educación para la paz, como aparece en los proyectos educativos de centro, o desarrollar planes de mediación y programas de convivencia y resolución pacífica de conflictos, si los Consejeros de Educación de las Comunidades gobernadas por el PP promocionan concursos literarios escolares militares, en estrecha colaboración con las Áreas de Reclutamiento de cada provincia del Ministerio de Defensa. En donde, el alumnado debe escribir una carta a un militar, describiendo su visión sobre la “importancia que tiene la labor que desarrolla” y cómo contribuye su valor en los países donde ahora bombardear e invadir los denominan “labores humanitarias”.
Difícilmente se puede promover en nuestros centros educativos la educación para la paz, si los Consejeros de Educación de las Comunidades gobernadas por el PP introducen la formación militar en los centros educativos, impartiendo “formación militar a los docentes a través de talleres y cursos que contribuyan a la formación permanente de los docentes”, con el fin de que el espíritu patriótico y la defensa “formen parte de la educación de nuestros jóvenes”.
Es como la “escuela al revés”, que decía el escritor Eduardo Galeano. Donde los militares y las fuerzas de seguridad imparten clases y los estudiantes y el profesorado son criminalizados, sancionados y multados por defender la escuela pública, reivindicar derechos sociales y un mundo en paz y con justicia.
Ya que en el sistema educativo el profesorado educamos en el rechazo a las armas y la guerra como forma de convivencia y resolución de los conflictos, los responsables de la educación pública de nuestras Comunidades Autónomas, regidas por el PP y su ideología transgresora y antisistema, han pensado que es necesario, sin embargo, recortar los presupuestos educativos, despedir personal docente, y cerrar los centros de formación del profesorado, mientras incorporan la formación militar al profesorado, para imbuirles en el espíritu castrense y que a su vez lo trasladen a su alumnado. Un avance pedagógico que a todas luces parece incuestionable e imprescindible para instaurar de nuevo la educación patriótica militar en las nuevas generaciones. Con los valores claros y cuerpo a tierra.
Esta formación en “valores patrióticos” parece que se hace de forma coherente para educar en la sumisión, en un contexto de leyes mordaza y otras leyes de represión que se necesitan imponer en la España de los recortes y el rescate multimillonario de los bancos. Es necesario que la ideología de la obediencia debida vaya siendo asumida por las futuras generaciones.
Concursos literarios escolares de la Dirección General de Reclutamiento y Enseñanza Militar del Ministerio de Defensa. Plazas de toros acogiendo a miles de escolares para ver exhibiciones y desfiles de armas y efectivos de las diferentes unidades de la Benemérita, e incluso simulacros de detención, con explosivos incluidos. Formación militar a los docentes. Cátedras militares en las Universidades públicas. Investigación dedicada a la creación de armamento. Supongo que, próximamente, el 30 de enero se pasará a denominar “día escolar del espíritu militar”.
Me sigo preguntando si estamos a tiempo de revertir esta masacre. Aun así, sigo afirmando, con Ernesto Sábato, que esta convicción ha de poseernos hasta el compromiso y trabajar por construir otra educación posible (tenemos materiales para ello: http://www.izquierda-unida.es/node/16049)
Publicado en el Nº 293 de la edición impresa de Mundo Obrero febrero 2016
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