Catalunya: CUP-CC ha de recuperar, junto a la democracia, la iniciativa de la mano abierta y el puño cerrado
La CUP-CC lleva meses sin tomar la iniciativa política. No se trata sólo de si al final se mantiene en el No a Mas, o en la enmienda a la totalidad a los presupuestos 2016. Eso es importante, como ahora lo es, el que aunque no haya sido como condición de la moción de confianza –como nosotros proponíamos- el referéndum unilateral tenga fecha en septiembre 2017. Pero en política no es sólo importante el qué se consigue sino también el cómo: si se hace fortaleciendo unas posiciones de izquierda que la gente pueda asumir como alternativa propia, o si aparece en medio de una nebulosa en que al final no se sabe ni dónde está la coherencia, si es una exigencia o si es un gracioso favor de la burguesía que alimenta las ilusiones en JxS.
Esa debilidad
se expresó cuando como «castigo» a haber forzado a Mas a dar el
famoso paso al lado, aceptaba un acuerdo en que se autocriticaba,
hacía dimitir diputados y garantizaba que no criticaría JxS por sus
inconsecuencias ante los compromisos independentistas y se
comprometía en una resbaladiza «estabilidad». Siguió quedando
patente con las declaraciones de los diputados durante los días
inmediatos a la entrada en el Parlament de los presupuestos de 2016,
cuando reiteraban que seguían negociando… por más que tenían un
mandato de enmienda a la totalidad que sólo podía cambiar si JxS
presentaba otro presupuesto, con distintos techos de entradas, de
gasto y/o de objetivo de déficit. Y se ha reproducido de nuevo ante
la moción de confianza: cuando tras un verano diciendo que si no
había fecha para el RUI no habría Sí a la moción de confianza, y
el 6 de setiembre, nos desayunábamos con un Sí incondicional porque
era una «cuestión de trámite».
Aparte de las
alegrías que les demos a los votantes de JxS cuando se hace lo que
quiere el Govern y se alienten las expectativas de que ellos nos
lleven a la independencia; es imposible que los de la CUP-CC sigan
los razonamientos de la candidatura o peor que aquellos que ya no
creían en JxS –y por eso no lo votaron- ahora puedan interpretar
que la CUP-CC le hace el juego.
Y es que la
CUP-CC ha entrado de lleno en los vicios parlamentarios: reuniones
«discretas»/secretas han hecho desaparecer la «luz y taquígrafos»
de la 1ª legislatura, documentos que antes conoce Puigdemont que los
militantes para «evitar filtraciones» –¿dónde queda el «caballo
de Troya»?-, debates que no se pueden votar y que «interpretan»
los diputados en asambleas «informativas» -que han dejado de ser
asambleas pues su esencia es ser soberanas y decidir-… un método
que se traga la democracia de la calle que se dice defender actuando
por hechos consumados, para «evitar fricciones en la CUP», un
camino que –como siempre han hecho los políticos institucionales-
clama a la confianza ciega en los diputados con el «todo para el
pueblo pero sin el pueblo». Y ello responde a cuestiones políticas
de fondo: no se cambian los métodos sin ni plantearlos antes por
escrito, si no es porque el incipiente aparato se deja llevar por
unas presiones que, al ser ajenas a las que recibe la base, puedan
llevarla a cuestionar las posiciones de su dirección. Se ha entrado
en la ilusión de que así se han evitado filtraciones, sin ver que
éstas obedecen a los intereses de quienes manejan los medios, y de
que si no las está habiendo, no es por nuestra «cintura», si no
porque el debilitamiento de nuestra democracia ya le viene bien al
Govern.
Nos
autoengañamos con la ilusión de que hemos tomado la iniciativa
porque hemos vuelto a situar el RUI en primer plano–al que la misma
CUP quitó lo de unilateral-, cuando en realidad encajaba con los
intereses de todos los actores: de un lado deslegitimaba el resultado
del 27S pues si hay que hacer otro, es que aquél se perdió, del
otro, daba un nuevo respiro a JxS que ya no se veía presionado por
la DUI y mandaba el globo sonda de "referéndum si pero pactado
o elecciones constituyentes", y CSQEP volvía a la pantalla del
«referendum acordado» de hace dos años con ICV.
Si se ha
impuesto un avance es por la situación objetiva de la movilización
que no cayó en esta diada y presiona por poner una fecha. Eso, y la
brutalidad de la política estatal que empuja y empuja. Era basándose
en ello, y reivindicándolo, que la CUP debía haber enarbolada la
exigencia de la fecha para lo que fuera (DUI o RUI) en la moción
de confianza porque la clave no era el qué sino el límite.
A nuestro
entender la moción de confianza debía endurecer ese solo eje para
poder utilizar el debate de política general para preparar el de
presupuestos: era la oportunidad de recuperar nuestro perfil
irreductible a nivel nacional y social. Pero la moción queda a ojos
de fuera como un aval, el debate de política general el medio para
garantizar la fecha del referéndum, y volvemos a quedar vendidos
ante los presupuestos 2017. De nuevo la política de hechos
consumados. Hicimos una lista de propuestas para forzar resoluciones
y decantar también no sólo a sectores de JxS sino también a CSQEP.
No tuvimos ocasión ni de discutirlas. Se presentaron algunas de las
que proponíamos diluidas y a tenor de las demás presentadas no fue
la preocupación preparar el marco del presupuesto. Tampoco aquí se
recuperó la iniciativa política: definir nuestras condiciones para
el marco general de entradas, gasto y déficit. Sí se presentaron
los de incrementos impositivos progresivos –que hacen a entradas y
ya dijeron que no-, o el del déficit, pero el de no pago de la deuda
se limitó a la «ilegítima» que nadie sabe qué es ni se ajusta al
programa de la CUP-CC; evitar privatizaciones o subcontratas puede
tener ejemplos –como alguno
Es
imprescindible que la CUP-CC vuelva a sus orígenes, sea asamblearia
y recupere la iniciativa política cosa que no se hace ni en
reuniones secretas ni en negociaciones farragosas que nadie comprende
y dan para mil lecturas. Porque aquella CUP-CC -la de la mano abierta
para alcanzar la autodeterminación y el puño bien cerrado para
defender los derechos sociales- es imprescindible para nuestro pueblo
y para los y las trabajadoras: por eso no dejaremos de exigirla.
M Esther
del Alcázar i Fabregat
Militante de Lucha Internacionalista
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