Según lo que cuentan los medios de desinformación masiva, Venezuela sería una terrible dictadura que encarcela a los opositores políticos. Pero a través de Internet hemos podido conocer la verdad (ver por ejemplo http://www.antiprohibicionista.org/index.php/eventos, que forma parte de una red internacional de solidaridad): Leopoldo López era un promotor de las "guarimbas", la versión venezolana de la "kale borroka", con la diferencia de que allí no quemaban cajeros automáticos sino centros de salud. Y el alcalde de Caracas estaba involucrado en un intento de golpe de Estado por el que ya habían sido detenidos algunos militares. El que la derecha y la supuesta socialdemocracia europea hayan salido en tromba en defensa de dichos personajes dice mucho de su indignidad y sumisión al Imperio. Y que una fuerza cuyo ascenso sorprendió en las elecciones europeas haya aflojado su solidaridad con el gobierno democrático de Venezuela dice mucho de su oportunismo y subordinación electoralista a los medios de desinformación masiva.
Quienes recordamos a Salvador Allende, en tiempos en los que aún no existía Internet, no olvidamos que le acusaban de lo mismo que ahora acusan a Nicolás Maduro, y utilizaban contra su gobierno la misma táctica: promover disturbios en preparación de un golpe de Estado. E hizo falta la siniestra dictadura que siguió a su derrocamiento para que el mundo conociera la iniquidad de sus atacantes. Afortunadamente ahora tenemos Internet para combatir la desinformación. Y cuando Obama califica a Venezuela como una amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos, declaración que suele ser la excusa para una intervención, hay que redoblar la solidaridad preventiva para no tener que lamentarnos a posteriori como con el Chile de Allende.
Porque si en los años 60 del siglo pasado decíamos que la piedra de toque del internacionalismo proletario ya no era la solidaridad con la URSS sino con Vietnam, actualmente dicha piedra de toque puede ser la solidaridad con Venezuela.
Quienes recordamos a Salvador Allende, en tiempos en los que aún no existía Internet, no olvidamos que le acusaban de lo mismo que ahora acusan a Nicolás Maduro, y utilizaban contra su gobierno la misma táctica: promover disturbios en preparación de un golpe de Estado. E hizo falta la siniestra dictadura que siguió a su derrocamiento para que el mundo conociera la iniquidad de sus atacantes. Afortunadamente ahora tenemos Internet para combatir la desinformación. Y cuando Obama califica a Venezuela como una amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos, declaración que suele ser la excusa para una intervención, hay que redoblar la solidaridad preventiva para no tener que lamentarnos a posteriori como con el Chile de Allende.
Porque si en los años 60 del siglo pasado decíamos que la piedra de toque del internacionalismo proletario ya no era la solidaridad con la URSS sino con Vietnam, actualmente dicha piedra de toque puede ser la solidaridad con Venezuela.
Publicado en el Nº 283 de la edición impresa de Mundo Obrero abril 2015
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