El
sistema público de pensiones está en peligro debido a las sucesivas
reformas realizadas por los diferentes gobiernos españoles desde
Felipe González hasta Mariano Rajoy. Como consecuencia de estos
cambios, los pensionistas que se jubilen a partir de ahora, y durante
el periodo 2017-2035, perderán una media de 350 € mensuales
durante el resto de su vida1,
según un estudio publicado por Asesores Financieros Internacionales
(Afi) el pasado 15 de febrero. Los cambios introducidos han reducido
la base reguladora, han alargado la edad de la jubilación hasta los
67 años y han suprimido el aumento anual de las pensiones según el
IPC sustituyéndolo por un incremento del 0,25% sea cual sea la
inflación. Estas son las causas de la pérdida de poder adquisitivo.
Este estudio, que fue presentado en la sede de Unespa (Asociación
Empresarial de los Seguros) y encargado por esta patronal, no propone
revertir estos cambios sino vender un producto financiero: las rentas
vitalicias. El Afi explica que este producto de ahorro permitiría
que un jubilado de 67 años, con unos ahorros de 63.400 € podría
obtener una renta mensual de 380 €. No hay un ejemplo más claro de
que las sucesivas reformas del sistema público de pensiones tienen
el claro objetivo de potenciar los planes privados de pensiones u
otros sistemas de ahorro.
La anunciada reducción de los ingresos de los pensionistas agravará
la situación actual: desde el 2011 las pensiones han perdido un 6 %
de poder adquisitivo. La pensión media de jubilación el pasado mes
de octubre era de 1.068 €. Si se aplica los previsiones del informe
del Afi en los próximos 18 años las pensiones sufrirán una
reducción del 33 %.
Las
pensiones de las mujeres
Si
el futuro de las pensiones públicas en general es negro, el de las
pensiones de las mujeres trabajadoras lo es todavía más. En 2017,
la pensión media de las mujeres era un 37,8 % inferior a la de los
hombres. Mientras que los hombres cobraban de media 1.200 €, las
mujeres cobraban 742,8 €. La vicesecretaria general de la UGT,
Cristina Añoranzas, aseguraba que “las mujeres tienen una peor
situación que los hombres en la vejez, aunque hayan realizado un
trabajo remunerado a lo largo de su vida”2.
Los
datos son absolutamente claros: de las más de 2,4 millones de
personas que cobran pensiones inferiores a los 700 €, el 62 % (1,5
millones) son mujeres. Las mujeres que cobran entre 150 y 500 € son
cuatro veces más que los hombres.
La
brecha salarial entre hombres y mujeres
El
menor importe de las pensiones de las mujeres, en el momento de la
jubilación, es una continuación de la brecha salarial entre hombres
y mujeres.
Según
el estudio Brecha salarial y techo de vidrio3,
elaborado publicado en 2017 por CC.OO la brecha es del 29%. Esto
significa una diferencia de 4.745 € al año. La diferencia de
sueldo entre hombres y mujeres por un mismo puesto de trabajo es del
23%
Un
elevado número de mujeres que cobran menos de 1.000 € y un 18 %
tienen un sueldo inferior o igual que el salario mínimo
interprofesional por un 8 % de los hombres. Este porcentaje aumenta
en el caso de las mujeres inmigradas puesto que en relación a los
hombres de nacionalidad española la diferencia es del 46 %4.
La
diferencia salarial entre hombres y mujeres ha aumentado con la edad
y a en los sectores con los sueldos más bajos. Si entre los 25 y 34
años, la brecha es del 15 %, a partir de los 55 años aumenta hasta
el 33%. Esta brecha salarial significa un ahorro para las empresas de
42.000 millones de euros anuales5
Esta
brecha salarial no está causada por la carencia de formación de las
mujeres, tal como ha afirmado la regidora del PP de Córdoba M.ª
Jesús Botella. Los datos estadísticos muestran que “las mujeres
superan a los hombres en los niveles de estudios primarios, educación
secundaria y educación superior6”
El
paro femenino.
El
paro también castiga más a las mujeres que a los hombres. Según
los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social del mes de
agosto del 2017, desde el inicio de la crisis económica, el paro
masculino había bajado el 12 % pero el de las mujeres sólo el 6%.
Durante la crisis, la mitad de los parado eran hombres, pero en el
pasado de agosto era del 42% y el de las mujeres era del 58%.
La
desocupación también tiene que ver con el trabajo de cuidados
familiares. Según el INE, el 95 % de las personas que no tienen
trabajo para cuidar a familiares dependientes son mujeres. La cuidado
de los menores de tres años está a cargo de la madre en un 82 % de
los casos. El resto se reparte en las abuelas (7,5%) y los padres
(4,8%).
El
paro afecta de manera especial a las mujeres en riesgo de pobreza. El
83 % de las mujeres en riesgo de exclusión social (mujeres con
discapacidad, mayores de 45 años, con responsabilidades familiares
no compartidas y/o víctimas de violencia de género) se encuentran
en el paro según un informe de la Fundación Adecco7.
Trabajo
precario
El
trabajo parcial, por el tipo de contrato, sitúa en una situación
claramente desfavorable a todos los trabajadores y trabajadoras
precarias. Esto se agrava en el momento de la jubilación porque las
cotizaciones sociales son menores debido al número de horas
trabajadas y porque el INSS aplica el coeficiente de parcialidad y
reduce su base reguladora en un 44,72 %.
La
mayor parte del trabajo precario (tres de cada cuatro trabajadores)
está realizado por mujeres que en un 60 % lo hace de manera
involuntaria. El trabajo a tiempo parcial no es una opción personal
de las mujeres sino que también depende del rol social asignado que
las hace las principales responsables de la crianza de las criaturas
y de las tareas domésticas8.
Cálculo
de la base reguladora
La
Reforma de Pensiones de 2011 aumentó de 15 a 25 los años necesarios
para calcular la base reguladora de las pensiones y las condiciones
de la cobertura de las lagunas de cotización. Anteriormente se
cubrían todos los periodos en que existían vacíos de cotización
con el 100% de la base mínima de cotización. Ahora sólo se cubren
48 mensualidades al 100% de la base mínima de cotización, el resto
al 50% de la base mínima. Esto puede llegar a representar hasta un
38% menos de la pensión.
La
edad de jubilación
La
edad ordinaria de jubilación después de un periodo transitorio
quedará establecida en 67 años. Sólo se podrán jubilar con 65
años los que tengan cotizados 38 años y 6 meses pero muchas
mujeres, en su gran mayoría, no llegan a los 38 años y medio
cotizados y esto las obliga a prolongar la fecha de su de jubilación.
La consecuencia es que la mitad de los hombres se jubilaron a la edad
legal mientras que sólo lo hicieron una tercera parte de las
mujeres.
Las
consecuencias de todo esto es que la discriminación de las mujeres
continúa en el momento de la jubilación. Los sueldos y cotizaciones
más bajas y una vida laboral más corta que la de los hombres
provocan que, en el momento de calcular la base reguladora, ésta sea
menor y que el tiempo de cotización no permita llegar a cobrar el
100 % de la pensión.
Para
acabar con las diferencias de las pensiones, hay que luchar contra la
brecha salarial, contra el trabajo precario y para que los años
dedicados al cuidado de los hijos y de familiares dependientes sean
tenidos en cuenta a efectos de cotización para la jubilación.
La
lucha por la igualdad no es exclusiva del mundo laboral sino que
continua en el periodo de la jubilación. Es una lucha claramente
anti-capitalista. El capitalismo aprovecha y mantiene el sistema
patriarcal para dividir la clase trabajadora y así también sacar un
gran beneficio económico tanto con la brecha salarial, con las
pensiones más bajas y con el recorte de recursos públicos dedicados
a los servicios sociales, a la educación y a la dependencia.
Por
eso, es importante tanto participar a las movilizaciones convocadas
para reivindicar la recuperación de la pérdida de poder adquisitivo
de las pensiones9,
por las reivindicaciones que permitan la igualdad en el momento de la
jubilación como apoyar a todas las luchas de la clase trabajadora
para mejorar sus condiciones laborales y para acabar con la brecha
salarial de género.
Andreu
Pagès
Miembro
de Lucha Internacionalista
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