En
1910 Clara Zetkin, una de las principales dirigentes socialistas y
feministas, propuso al 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer
durante la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas
en Copenhague. Reivindicando especialmente a las más de quince mil
obreras textiles que se movilizaron en Nueva York en marzo de 1908
exigiendo reducción de la jornada laboral, mejores salarios y el
derecho al voto. Pasaron 110 años de aquellas históricas jornadas
de lucha y nuestro mejor homenaje es el de seguir movilizadas por
nuestros derechos.
Este
año en más de 200 ciudades del mundo las mujeres queremos volver a
ser protagonistas de una nueva jornada internacional de lucha.
Queremos poner en evidencia cómo las mujeres nos organizamos,
utilizando mundialmente la huelga, el método de lucha de la clase
trabajadora, para frenar los planes de ajuste que los gobiernos
capitalistas aplican en todo el mundo y que nos golpean
particularmente a las mujeres. Recientemente, el informe Oxfam
publicó que el 82% de la riqueza mundial generada durante el 2017
fue a parar a manos del 1% más rico de la población mundial. Según
estos datos, las más perjudicadas son las mujeres, que sufren
mayores niveles de discriminación en el ámbito laboral y asumen la
mayor parte del trabajo de cuidados no remunerado. Por eso, somos las
más pobres entre los pobres y nos organizamos para enfrentar este
sistema capitalista y patriarcal que nos superexplota.
En
el Estado Español la brecha salarial entre varones y mujeres ha
aumentado el último año y las mujeres cobramos de media un 29,1%
menos. En muchas partes del Estado la situación empeora: en
Catalunya la brecha se amplía más todavía arribando al 30%, en
Madrid un 37%, y en Asturias alcanza el 38%. Las razones
principales es que los trabajos con salarios más bajos, inferiores a
1000 euros, son ejercidos mayoritariamente por mujeres. Es que el 18%
de las mujeres no arriba al salario mínimo, mientras que en el caso
de los varones el porcentaje es del 8%. Las mujeres realizamos además
los trabajos más precarios en términos salariales y de condiciones
de trabajo. En lo que refiere al contrato laboral, padecemos
mayormente los contratos temporales, y somos mayoría en los trabajos
de jornada parcial. Lo que es peor todavía, es que la tendencia de
esta brecha continúe aumentando si no se aplican políticas contra
la desigualdad. Con el precedente histórico de la huelga feminista
de Islandia en 1975 que culminó con una Ley de Igualdad Salarial y a
la realidad, con las tasas mas bajas de desigualdad de género, las
mujeres trabajadoras debemos hacer sentir el reclamo por igual
trabajo, igual salario y contra la precarización laboral y la
feminización de la pobreza y contra los recortes. Denunciando a la
patronal y a los partidos políticos que gobiernan a su servicio y
defienden sus intereses como el PP, PSOE o Cs.
A
la brecha salarial, las mujeres de todas partes del Estado sumamos la
denuncia a los más de 1000 feminicidios de los últimos 15 años,
así como las millones de agresiones sexuales y todo tipo de
violencia que padecemos a diario por el sólo hecho de ser mujeres y
exigimos presupuesto para prevención y políticas de género, un
dinero que existe pero se destina mayoritariamente a pagos de deuda.
Denunciamos también la presencia de la Iglesia en todos los niveles
educativos, así como la privatización de la educación. Repudiamos
en particular los dineros públicos destinados a escuelas del Opus
Dei y de diferentes organizaciones religiosas que segregan por sexo,
y exigimos un educación totalmente pública, laica, gratuita, con
perspectiva de género, y al servicio de las clases trabajadoras y
los sectores populares. Reivindicamos el derecho a decidir sobre
nuestros propios cuerpos y exigimos aborto libre, legal, seguro, y
gratuito, incluida para las menores de edad que hoy no tienen acceso
al mismo.
Pero además, las mujeres no sólo sufrimos de forma particular la crisis económica y los planes de ajuste sino también las políticas represivas y el ataque a nuestros derechos y libertades. El Estado monárquico actúa contra las mujeres con la misma impunidad que defiende a los corruptos y encarcela a quién se opone, cómo están haciendo en Cataluña. El Régimen del 78 que ha intentado negarnos el derecho ganado a decidir sobre nuestros cuerpos con la Reforma de Gallardón (PP) en 2013 y que las mujeres hemos conseguido tumbar, es el mismo que ahora niega con una violencia sistemática el derecho a decidir del pueblo catalán, aplica el reaccionario artículo 155 e interviene y ataca la escuela pública. Las mujeres no somos indiferentes de esta situación que además, nos ataca directamente. Es el mismo Régimen que mientras destinó millonadas a mantener las fuerzas de ocupación en Cataluña recorta en políticas de género en los Presupuestos Generales del Estado. Por eso afirmamos que no hay una salida verdadera para las mujeres con un Estado y un Régimen construidos sobre esta violencia estructural.
Las
mujeres trabajadoras, jóvenes, migradas, somos parte de la lucha
contra el Régimen del 78, el mismo que concede privilegios únicos a
la Iglesia Católica. Y cómo ha demostrado el pueblo de Cataluña el
1 de octubre y en las huelgas generales, nuestros derechos sólo se
podrán conseguir con la movilización y la organización,
independiente y desde abajo. Porque nuestra lucha no es para acceder
a los altos cargos ejecutivos y judiciales ni gobernar al servicio de
este sistema capitalista y patriarcal como Ángela Merkel o Michelle
Obama. Nuestra lucha es la de las mujeres trabajadoras de Inditex en
Pontevedra, que con la huelga han conseguido un triunfo contra la
discriminación laboral. Nuestra lucha es la de las trabajadoras del
servicio de ayuda domiciliaria que se organizan contra la
precarización y por la municipalización del servicio. Nuestra lucha
es la de Yolanda González, mujer, joven, vasca y estudiante,
asesinada por el fascismo durante la transición. Nuestra lucha es la
de la adolescente palestina presa Ahed Tamimi que resiste a la
ocupación sionista. Nuestra lucha es la de la mayoría de las
mujeres, las trabajadoras, jóvenes, estudiantes, y migradas.
Por
eso, este 8 de marzo, llamamos a organizarnos de forma independiente,
en asambleas abiertas en nuestros lugares de trabajo, de estudio, en
los barrios, y pueblos. Que se sienta en las calles nuestro grito.
Vamos por un gran paro internacional feminista, contra la opresión
patriarcal y la explotación capitalista.
¡Igual
trabajo, igual salario. Basta de precarización. Paremos los
recortes. Derogación de la Reforma laboral!
¡Ni
Una menos. Vivas y Libres nos queremos!
¡Aborto
legal, libre, seguro y gratuito!
¡Basta
de represión. Fuera el 155. Libertad presas políticas!
¡Abajo
la Monarquía. Derroquemos el Régimen del 78. Por una República de
las Trabajadoras!
¡Viva
el día internacional de las mujeres trabajadoras. Vivan nuestra
lucha en todo el mundo!
Lucha
Internacionalista
8
de marzo de 2018
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