#SIRIA : El ataque con armas químicas contra la población civil, una nueva ofensiva mediática imperialista contra el gobierno de Siria
PCE / 06 abr 17
En marzo de 2013 hubo un ataque con armas química en Siria. El gobierno sirio culpó a las milicias terroristas del Ejército Libre Sirio (ELS) y éstos al gobierno, con gran resonancia en todos los medios de comunicación mundial. A instancias del gobierno sirio llegó un grupo de inspectores para investigar el ataque. Poco después, el 21 de agosto 2013 se volvió a producir otro ataque con gas en las cercanías de Damasco. En ese momento pareció que se iba a volver a repetir la historia de Libia, esta vez con un ataque inminente de EEUU y la OTAN a Siria. Obama calificó lo sucedido como el "peor ataque con armas químicas del siglo XXI" e insistió en que, según los datos que tiene su gobierno, "el régimen de Bashar al Asad fue responsable" del ataque del 21 de agosto.
Sin embargo, mientras que EEUU, en la reunión del Consejo de Seguridad no pudo aportar ninguna prueba que demostrara que el ataque había partido del gobierno de Siria, Rusia si aportó pruebas con imágenes de satélites que demostraban que los obuses habían partido de las zonas controladas por los llamados grupos rebeldes. Ya, en las investigaciones de los ataques en marzo, Carla del Ponte, miembro de la Comisión Internacional Independiente de la ONU de Investigación sobre Siria, señalaba que parecía más verídico que fueran los “rebeldes” los que habían atacado con gas venenoso. Así, tanto Rusia como China, vetaron en el Consejo de Seguridad cualquier intervención militar en Siria.
Nuevamente, el pasado martes 4 de abril, hubo explosiones con gas venenoso en la zona de Idlib, controlada por distintas milicias salafistas “rebeldes”, y nuevamente ha sido condenado el gobierno de Siria, con amplia unanimidad por toda la prensa “libre” que actúa como portavoz de los gobiernos de la OTAN. Se le acusa de haber bombardeado la zona con gas, matando a decenas, quizás centenas de civiles, entre ellos muchos niños y niñas. El gobierno de Siria ha informado que efectivamente bombardeó depósitos de armas de “los rebeldes” y que el gas venenoso que se expandió era el que tenían las milicias almacenadas. Esta aseveración ha sido ratificada por el ejército ruso que interviene directamente en la zona. Además, el año pasado el gobierno sirio denunció que en la batalla de Alepo, “los rebeldes” habían utilizado repetidamente bombas de gases venenosos.
No hay color entre la credibilidad de las dos versiones: la utilización de armas con gases venenosos están prohibidas internacionalmente, pero además es repudiada moralmente por toda la humanidad, de manera que quien la utiliza se descalifica inmediatamente a sí mismo y a su causa, haciéndose al mismo tiempo receptor de sanciones internacionales.
Entonces, ¿a quién le interesa que el ejército sirio haya utilizado ese armamento? Al gobierno de Siria desde luego que no. En primer lugar porque “los rebeldes” están retrocediendo en todos los frentes. Después de la liberación de Alepo, el ejército sirio y sus aliados están avanzando en todos los frentes, sin que en ninguno de ellos haya tenido que usar gases.
En segundo lugar, no tiene sentido utilizar gases venenosos contra la población civil, en vez de atacar con él a las milicias terroristas.
En tercer lugar, después de 2013, el gobierno de Siria entregó sus arsenales de armas químicas para su destrucción, supervisadas éstas por Rusia y EEUU conjuntamente.
En cuarto lugar, la política del gobierno de Siria es justamente la contraria a este tipo de actuaciones. Tiene una política de Reconciliación Nacional y está llegando a acuerdos con miles de milicianos “rebeldes” para amnistiarlos y reincorporarlos a la vida civil o al ejército sirio, o bien a permitir su pase a las zonas controladas por “los rebeldes” permitiéndoles en su marcha, mantener su armas ligeras.
En quinto y último lugar, el gobierno de Siria, con el patrocinio del gobierno ruso está empeñado en impulsar un acuerdo de Paz que permita resolver la larga guerra y la sangría del pueblo de Siria, a través de soluciones políticas democráticas.
Tal vez la investigación sobre las armas químicas debería reorientarse en primer lugar a buscar su procedencia para averiguar quién las suministra.
Es la OTAN la que no quiere la paz en Siria y se sigue valiendo de las bandas de fanáticos que quieren implantar una dictadura religiosa que sea sumisa a los intereses del imperialismo para mantener la guerra. Así vuelve el relato a todos los medios masivos de desinformación en el mundo occidental, de un gobierno sirio que mata a su pueblo, civiles y niños, de la peor forma posible, con gases venenosos. Saben que no conseguirán su objetivo a corto plazo, pero se aprestan a seguir desangrando Siria, con el objetivo de verla caer algún día y sobre todo, tienen la excusa para seguir imponiendo un embargo asesino al pueblo de Siria, del que nadie habla, y que desde luego está produciendo también miles de víctimas civiles, especialmente niños y niñas.
Es necesaria una gran movilización popular de solidaridad con Siria, con el No a la Guerra y el apoyo a las conversaciones de Paz y las soluciones políticas.
Sin embargo, mientras que EEUU, en la reunión del Consejo de Seguridad no pudo aportar ninguna prueba que demostrara que el ataque había partido del gobierno de Siria, Rusia si aportó pruebas con imágenes de satélites que demostraban que los obuses habían partido de las zonas controladas por los llamados grupos rebeldes. Ya, en las investigaciones de los ataques en marzo, Carla del Ponte, miembro de la Comisión Internacional Independiente de la ONU de Investigación sobre Siria, señalaba que parecía más verídico que fueran los “rebeldes” los que habían atacado con gas venenoso. Así, tanto Rusia como China, vetaron en el Consejo de Seguridad cualquier intervención militar en Siria.
Nuevamente, el pasado martes 4 de abril, hubo explosiones con gas venenoso en la zona de Idlib, controlada por distintas milicias salafistas “rebeldes”, y nuevamente ha sido condenado el gobierno de Siria, con amplia unanimidad por toda la prensa “libre” que actúa como portavoz de los gobiernos de la OTAN. Se le acusa de haber bombardeado la zona con gas, matando a decenas, quizás centenas de civiles, entre ellos muchos niños y niñas. El gobierno de Siria ha informado que efectivamente bombardeó depósitos de armas de “los rebeldes” y que el gas venenoso que se expandió era el que tenían las milicias almacenadas. Esta aseveración ha sido ratificada por el ejército ruso que interviene directamente en la zona. Además, el año pasado el gobierno sirio denunció que en la batalla de Alepo, “los rebeldes” habían utilizado repetidamente bombas de gases venenosos.
No hay color entre la credibilidad de las dos versiones: la utilización de armas con gases venenosos están prohibidas internacionalmente, pero además es repudiada moralmente por toda la humanidad, de manera que quien la utiliza se descalifica inmediatamente a sí mismo y a su causa, haciéndose al mismo tiempo receptor de sanciones internacionales.
Entonces, ¿a quién le interesa que el ejército sirio haya utilizado ese armamento? Al gobierno de Siria desde luego que no. En primer lugar porque “los rebeldes” están retrocediendo en todos los frentes. Después de la liberación de Alepo, el ejército sirio y sus aliados están avanzando en todos los frentes, sin que en ninguno de ellos haya tenido que usar gases.
En segundo lugar, no tiene sentido utilizar gases venenosos contra la población civil, en vez de atacar con él a las milicias terroristas.
En tercer lugar, después de 2013, el gobierno de Siria entregó sus arsenales de armas químicas para su destrucción, supervisadas éstas por Rusia y EEUU conjuntamente.
En cuarto lugar, la política del gobierno de Siria es justamente la contraria a este tipo de actuaciones. Tiene una política de Reconciliación Nacional y está llegando a acuerdos con miles de milicianos “rebeldes” para amnistiarlos y reincorporarlos a la vida civil o al ejército sirio, o bien a permitir su pase a las zonas controladas por “los rebeldes” permitiéndoles en su marcha, mantener su armas ligeras.
En quinto y último lugar, el gobierno de Siria, con el patrocinio del gobierno ruso está empeñado en impulsar un acuerdo de Paz que permita resolver la larga guerra y la sangría del pueblo de Siria, a través de soluciones políticas democráticas.
Tal vez la investigación sobre las armas químicas debería reorientarse en primer lugar a buscar su procedencia para averiguar quién las suministra.
Es la OTAN la que no quiere la paz en Siria y se sigue valiendo de las bandas de fanáticos que quieren implantar una dictadura religiosa que sea sumisa a los intereses del imperialismo para mantener la guerra. Así vuelve el relato a todos los medios masivos de desinformación en el mundo occidental, de un gobierno sirio que mata a su pueblo, civiles y niños, de la peor forma posible, con gases venenosos. Saben que no conseguirán su objetivo a corto plazo, pero se aprestan a seguir desangrando Siria, con el objetivo de verla caer algún día y sobre todo, tienen la excusa para seguir imponiendo un embargo asesino al pueblo de Siria, del que nadie habla, y que desde luego está produciendo también miles de víctimas civiles, especialmente niños y niñas.
Es necesaria una gran movilización popular de solidaridad con Siria, con el No a la Guerra y el apoyo a las conversaciones de Paz y las soluciones políticas.
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