AMERIBERIA
Publicado: 3 diciembre 2017 Archivado en: Política 1 comentario
Finalizado ya el XX Congreso del PCE, y a expensas del X Congreso de eso que se llama PCM, y que tras lo adoptado este fin de semana en el XX Congreso debería pasar a llamarse PCE-Madrid o algo similar, podemos hacer unas breves valoraciones sobre algo muy importante aprobado este fin de semana. Algo que puede, y debe, marcar la evolución del PCE en particular y de las izquierdas españolas en general en tanto que es histórico. Tras 40 años de eurocomunismo primero, y postmodernismo después, el PCE vuelve a declararse marxista-leninista en sus estatutos.
Para valorar si tiene sentido retomar el marxismo-leninismo en los programas de las formaciones políticas que quedaron del comunismo en el siglo XXI, primero hay que valorar las implicaciones directas, a corto plazo, que tiene la (re)adopción de la doctrina (ML a partir de ahora) en el seno del PCE. Una vez hecho esto, podremos valorar si tiene sentido retomar el ML, en tanto que ello implica valorar posibles implicaciones a medio y largo plazo. Nuestro diagnóstico se redacta mediante puntos:
- (Re)adoptar el ML como doctrina del PCE es, a mi juicio, un acierto. Por un motivo histórico simple. El ML ha demostrado históricamente ser la única doctrina política capaz de tomar el poder del Estado burgués, abolirlo y empezar un proceso de “extinción” del Estado socialista caminando hacia el comunismo. Esta es la idea ML sintetizada por Lenin en El Estado y la revolución. ¿Qué significa? No significa llegar a un horizonte anarquista sin Estados, sin sociedades políticas y sin clases sociales. Significa, simplemente, abolir el Estado burgués en tanto superestructura del capital (base del modo de producción capitalista) y extinguir progresivamente la dictadura del proletariado en tanto ya no quede ni base (capital) ni superestructura alguna que permita el resurgir del modo de producción capitalista, llegando a una fase, el comunismo, en la que las clases sociales que se generaron en torno al capital ya no existan ni puedan volver a existir. En una sociedad comunista, no obstante, seguirá existiendo la burocracia, la apropiación de territorio, las fronteras, la administración pública, la defensa (la guerra), etc. Y seguirán habiendo clases sociales, pero no en torno a las relaciones de producción capitalistas. El comunismo, por tanto, aparte de ser una finalidad para los partidos políticos ML, es también un límite que perfila la acción del sujeto revolucionario en su praxis socialista en el Mundo. Es, como dirían Marx y Engels en La ideología alemana “el movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual” partiendo del aquí y ahora, de las premisas del presente, influidas eso sí por el pretérito que lo determina, sin nosotros poder influir en él. Todo lo anterior dicho no es óbice para reconocer el fracaso de las experiencias ML en Europa oriental que todos conocemos. Pero no hay que olvidar que, precisamente, esas experiencias abandonaron en un momento dado esta premisa fundamental del ML. Lo que ha de quedar claro en esta nueva etapa del PCE es que el comunismo pretende esto, y no otra cosa. Y el comunismo ML, al tener esta idea, este proyecto, en sus fundamentos básicos, ha sido la única doctrina política que, en verdad, puso en jaque al modo de producción capitalista. Para que vuelva a ponerlo en jaque, el ML del siglo XXI ha de recuperar esta idea y, al mismo tiempo, abandonar cualquier idea, postmoderna o eurocomunista, orientada a un horizonte anarquista, y por tanto humanista, que es incompatible con las ideas de Marx, Engels, Lenin y Stalin.
- (Re)adoptar el ML es un acierto, también, porque permite abrir debates en el seno del PCE que, antes, estaban vetados. Uno de ellos es sobre la Historia misma de la izquierda comunista en España y a escala internacional. En España es importante realizar un análisis crítico de la Historia del PCE, de sus aciertos y de sus errores, tratando de conservar lo bueno y deshechar lo malo. Ahora bien, ¿cómo determinar lo bueno y lo malo? Simple. Bueno será aquello que posibilite elevar a los trabajadores españoles a la condición de clase nacional, esto es, a hacer la revolución comunista en España. Malo será aquello que no lo posibilite. Por eso es necesario abrir el melon en varios campos. Uno de ellos es sobre el desarrollo mismo del marxismo en España. En mi reciente libro, El marxismo y la cuestión nacional española, editado por El Viejo Topo, afirmo que uno de los grandes problemas de España es que no ha habido nunca un marxismo netamente español. Para que una nación tenga un marxismo propio deben darse dos condiciones para su desarrollo: a) coherencia y engarce con la doctrina ML, y b) coherencia y engarce con las tradiciones filosóficas, culturales y sociopolíticas de la nación concreta en que el marxismo nacional se vaya a conformar. Eso nunca ha ocurrido en España, lo que equivale a decir que, aún teniendo militantes, economistas, historiadores o filósofos marxistas más que competentes, y un PCE que va a complir en breve su centenario, nunca ha habido un marxismo netamente español, condición necesaria pero no suficiente para la toma del poder del Estado burgués. Ahora, adoptando el ML, el PCE puede ser el motor de la construcción del marxismo español al fin.
- Pero hay un elemento sobre el cual el PCE debe posicionarse mejor. Y vuelvo a mi libro ya mencionado, pues esta obra tiene, como objeto fundamental, contribuir a la construcción de un marxismo español de verdad, algo que se dice ya es posible en mi libro, y que la (re)adopción del ML en el PCE es una muestra de ello. Sin embargo, quedan cosas por resolver. Una de ellas es la contradicción, que con el tiempo estallará, entre recuperar el centralismo democrático y propugnar un Estado federal para España. El ML, a nivel administrativo, defiende desde siempre un modelo republicano, centralista y unitario de Estado. El ML es jacobino, siempre lo ha sido y siempre lo será. El ML solo puede defender el modelo federal como transición entre una monarquía absoluta o un imperio colonial y el Estado jacobino ML. Sin embargo, el régimen de 1978 no es ni un imperio colonial ni una monarquía absoluta. A pesar de ser una transformación de la ley a la ley de la dictadura franquista, el régimen de 1978, sin dejar de ser una dictadura de la burguesía (una burguesía no centralizada solo en Madrid, sino dispersa en varias regiones del país), es una monarquía parlamentaria democrática. Y una de las democracias burguesas más avanzadas del Mundo, todo hay que decirlo. Por tanto, afirmar que España es un “Estado fascista” hoy día equivale a no comprender el abc del marxismo. El PCE ML debe hacer compatible su nueva definición política con actuar en un marco político democrático, como acertadamente señaló Enrique Santiago en el cierre del XX Congreso. Pero hay que añadir que, incluso a mi juicio de manera muy excesiva, la monarquía española actual es una de las democracias burguesas con más amplio rango de libertades civiles del mundo, y con mayor oferta partitocrática, sobre todo en lo que respecta a la oferta de partidos políticos separatistas, los cuales ni siquiera, en verdad, son Partidos, en tanto que no quieren ser parte de un todo, España, que quieren destruir. Evidentemente, hay represión. Pero es que todo Estado, por el mero hecho de existir, reprime. Si no reprimiese, se hundiriá. Incluso una España ML reprimiría, si cabe con más dureza que la monarquía parlamentaria actual. Y, si es ML en verdad, reprimiría con mucha contundencia el separatismo. Por eso, “condenar” la represión sobre Cataluña, en tanto que el modelo de Estado ML es siempre jacobino, no tiene sentido, pues el PCE en el poder tendría no solo que reprimir todo intento separatista catalán, sino en cualquier región de España, e incluso eliminaría todo privilegio, como los privilegios en oposiciones a funcionario en materia lingüística o los cupos vasco-navarros. El PCE debe abandonar la defensa de un modelo federal de Estado, de raíz anarquista, krausista, austro-marxista y muy influido por el pasado clerical de buena parte de su más veterana militancia. Este modelo federal, y confederal, es el caballo de Troya del separatismo, el cual deberiá ser combatido por el PCE ML con más virulencia que por parte de ningún otro Partido. Porque se corre el riesgo de verse superados por las circunstancias. La Plataforma Ahora, que pretende suponer una recuperación del ala socialdemócrata de UPyD, podría convertirse en el gérmen real de una izquierda definida nacional, socialdemócrata, en el medio plazo. Y si el PCE sigue en sus trece federalistas y tolerantes con el neofeudalismo separatista, su (re)adopción del ML lo único que conseguirá es caricaturizar una doctrina histórica de éxito. Al menos, que el PCE sea de nuevo ML permite abrir el debate sobre la cuestión nacional española, sobre el modelo de Estado, sobre la idea de nación, etc. Lo que hay que conseguir es que este debate no sea prostituido por oportunistas y analfabetos funcionales que, siguiendo en la inercia del España=Franco, hagan a Marx y a Lenin irreconocibles.
- Es necesario abrir el melón sobre Stalin. No se puede (re)adoptar el ML para volver a una situación en la que ya el PCE estuvo, en la posterior al XX Congreso del PCUS y al famoso “informe secreto” de Nikita Kruschev. El entonces sucesor de Stalin fue, simple y llanamente, el Bartolomé de las Casas del Imperio Soviético. Es decir, quien estableció, ya para siempre, la Leyenda Negra del comunismo ML hasta hoy día. Esa Leyenda Negra antisoviética tiene en Stalin la figura por excelencia que recibe la inmensa mayoría de los ataques. Es el Felipe II de la URSS. Y debido a la importancia histórica de su figura, la Leyenda Negra se ha extendido hacia el pasado (Marx, incluso Hegel) y hacia el presente (los famosos y falsos “100 millones de muertos del comunismo”, la falsa ineficacia económica, etc.). No se puede ser ML sin entender, ni defender, la obra de Stalin y su legado en la Historia. No se trata de defender una Leyenda Rosa sobre Stalin, sino de defender la verdad histórica. Por eso, y enlazándolo con el punto anterior, conocer tanto la Historia de la Unión Soviética con Stalin vivo, como conocer su obra teórica y tratar de adaptarla al siglo XXI es fundamental. El PCE, tras el XX Congreso, está en la condición de hacerlo.
- Cabrá, en su momento, tratar otras cuestiones a nivel de debate tras la (re)conversión del PCE al ML. La cuestión del euro, la Unión Europea y la OTAN ahora pueden ir por el buen camino, siempre y cuando se defienda una plataforma geopolítica óptima en la que España se pueda integrar. A mi juicio, esa plataforma solo puede ser la de una Alianza Socialista Iberoamericana, por construir, pero cuyos elementos formales y materiales para hacerlo ya están dados, desde hace siglos. El PCE debe orientarse a ello, ahora puede. Pero hay más cuestiones. El feminismo ML es el único compatible con la doctrina nueva del Partido. Es más, el ML, en sí mismo, es ya feminista. Debemos purgar todo Partido ML de todo feminismo de la tercera ola de componentes teóricos postmodernos e individualistas que lo único que consiguen es el enfrentamiento social, la frustración personal y convertir a muchas mujeres en “la loca de los gatos” de los Simpson. En cuanto a la cuestión animalista, esta ideología es simplemente una aberración. Condenar la “crueldad con los animales” no tiene sentido si antes no se da una definición sobre ética y moral, sobre quiénes son los sujetos éticos y morales y sobre qué se entiende por “crueldad” si se carece de una idea ontológica del mal. Puede producirse un efecto bola de nieve que, partiendo de la prohibición de las corridas de toros, lleve al crudoveganismo o a defender la zoofilia, como ya algunos animalistas defienden, siendo coherentes dentro de su locura objetual. El ML es incompatible con la estupidez, y en el seno de un Partido ML no tienen cabida ideas estúpidas como el animalismo.
En conclusión, se abre una nueva etapa en la Historia del PCE. (Re)adoptar el ML es algo positivo, pero solo de manera prudencial. Si las inercias señaladas continuan, y no se hace el trabajo serio que debe hacerse, esta (re)adopción doctrinal puede ser ya tardía, y apuntalar un proceso de descomposición ideológica que se inició a mediados del siglo pasado y que ha dado lugar a la situación actual. Un PCE ML, además, es incompatible con una coalición de partidos populistas postmodernos en la que los nuevos narodniki hispanos, Podemos, sean los que lideren el cotarro. El PCE debe aspirar a destruir esos partidos populistas, si acaso reciclando dentro del Partido a sus mejores militantes, que debe transformar en ML, y no caer en el mismo error en que cayó durante los últimos años del franquismo, en que el PCE se llenó de militantes antifranquistas, que en su inmensa mayoría no convirtió, porque no podía, en comunistas. Por tanto, lo que a priori nos parece el buen camino, puede ser un espejismo que, simplemente, permita enmarcar el proceso final de desaparición del PCE. El tiempo, y la responsabilidad de la militancia lo determinará.
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