Los dos polos del debate, se han abierto, de una parte... el polo monárquico-restaurador, soportado por el PPSOECs... de otro lado el polo federal-republicano.
El proceso constituyente se abrió socialmente el 15M del año 2011, con la emergencia de un sujeto histórico que no cabía en la Constitución del 78 y anunciaba que muchos territorios y personas tampoco cabíamos, máxime cuando aquel texto fue intervenido drásticamente por los hombres de negro de Maastricht, por el artículo 135 y por la epidemia de incumplimientos, más el 155 que se aplicó a las libertades a través de la ley “Mordaza”. Formalmente el proceso se ha abierto ahora, aunque haya políticos que sigan mirando hacia otro lado.
Desde este punto de vista, el proceso catalán, que ha sido desde el principio un proceso constituyente como la copa de un pino, ha funcionado como instrumento para abrir política y formalmente el proceso constituyente en todo el país.
El proceso constituyente ha venido y nadie sabe (ignora) por qué ha sido. En todo caso se han constituido ya, en ciernes, los dos polos del debate. De una parte, a través de la troika regresiva, el polo monárquico-restaurador, soportado por el PPSOECs. De otro lado el polo federal-republicano, que ha iniciado, a instancias de IU, le elaboración de un texto a través de un método participativo y abierto (acierto).
Parece evidente que una de las decisiones transitorias debiera radicar en la idea de un referéndum necesario para que el pueblo opte entre monarquía y república. No hay duda de que el 135, en su redacción actual y en base al golletazo jurídico que dieron Rajoy y Zapatero, debe decaer, reponiendo la primacía de los gastos sociales sobre los intereses bancarios y financieros. No puede continuar ese hueco del 155, en el que han anidado los sueños de Espartero y los borbones, conducidos ahora por la virreina Soraya. Es cierto que parece equilibrada la fórmula ni DUI ni 155, siempre que se tenga en cuenta una verdad sobrevenida: los del 155 están metiendo en la cárcel a los de la DUI. Los incumplimientos, privatizaciones y recortes deben combatirse en la nueva carta magna blindando los servicios públicos esenciales. Y está claro que un estado federal no se basa únicamente en un cambio cosmético del senado y otros matices. De una forma o de otra, junto a un diseño NO unitario, sino compuesto, debe aparecer el derecho a decidir de las autonomías, a la hora de pactar el estado federal desde su propia identidad.
Hay que llenar los depósitos de gasolina y tirarse al exterior, y viajar por tierra, mar y cielo, construyendo con muchos, sin ápice alguno de sectarismo, un texto alternativo, valiente y sopesado, que compita sin complejos ni tristezas con la restauración monárquico-bipartidita y su texto continuista. O eso o seguir llorando por los rincones, prisioneros del dogmatismo de la resignación. Y aviso a navegantes: no es posible construir un texto y una ola de apoyo sin una gran alegría constituyente. Tristes, apartaos y dejadnos trabajar.
Desde este punto de vista, el proceso catalán, que ha sido desde el principio un proceso constituyente como la copa de un pino, ha funcionado como instrumento para abrir política y formalmente el proceso constituyente en todo el país.
El proceso constituyente ha venido y nadie sabe (ignora) por qué ha sido. En todo caso se han constituido ya, en ciernes, los dos polos del debate. De una parte, a través de la troika regresiva, el polo monárquico-restaurador, soportado por el PPSOECs. De otro lado el polo federal-republicano, que ha iniciado, a instancias de IU, le elaboración de un texto a través de un método participativo y abierto (acierto).
Parece evidente que una de las decisiones transitorias debiera radicar en la idea de un referéndum necesario para que el pueblo opte entre monarquía y república. No hay duda de que el 135, en su redacción actual y en base al golletazo jurídico que dieron Rajoy y Zapatero, debe decaer, reponiendo la primacía de los gastos sociales sobre los intereses bancarios y financieros. No puede continuar ese hueco del 155, en el que han anidado los sueños de Espartero y los borbones, conducidos ahora por la virreina Soraya. Es cierto que parece equilibrada la fórmula ni DUI ni 155, siempre que se tenga en cuenta una verdad sobrevenida: los del 155 están metiendo en la cárcel a los de la DUI. Los incumplimientos, privatizaciones y recortes deben combatirse en la nueva carta magna blindando los servicios públicos esenciales. Y está claro que un estado federal no se basa únicamente en un cambio cosmético del senado y otros matices. De una forma o de otra, junto a un diseño NO unitario, sino compuesto, debe aparecer el derecho a decidir de las autonomías, a la hora de pactar el estado federal desde su propia identidad.
Hay que llenar los depósitos de gasolina y tirarse al exterior, y viajar por tierra, mar y cielo, construyendo con muchos, sin ápice alguno de sectarismo, un texto alternativo, valiente y sopesado, que compita sin complejos ni tristezas con la restauración monárquico-bipartidita y su texto continuista. O eso o seguir llorando por los rincones, prisioneros del dogmatismo de la resignación. Y aviso a navegantes: no es posible construir un texto y una ola de apoyo sin una gran alegría constituyente. Tristes, apartaos y dejadnos trabajar.
Publicado en el Nº 311 de la edición impresa de Mundo Obrero noviembre 2017
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