Se presentó en Madrid ‘Cartas desde la Revolución bolchevique’Un apasionante relato desde la Revolución SoviéticaLas cartas del capitán francés dan cuenta del día a día en las calles, y también de las tensas relaciones entre las potencias
Cartas desde la revolución bolcheviqueJacques SadoulTurner
Se acaban de publicar, por primera vez en castellano, las Cartas de la revolución bolchevique, escritas por Jacques Sadoul, un abogado y oficial en la reserva francés que fue enviado a Rusia en septiembre de1917 en una misión diplomática, y que vivió los primeros meses de la Revolución desde un ámbito privilegiado. Primero en Petrogrado y luego en Moscú, el capitán Sadoul no sólo vivió la revolución a pie de calle, sino que pudo compartir las impresiones de los miembros del nuevo poder revolucionario, entre ellos Lenin y Trotski, así como las de representantes de otros grupos y delegaciones diplomáticas.
Publicado ahora en nuestro país –en Francia apareció en octubre de1919–, traducido por Inés y Constantino Bértolo –quien también es autor del prólogo–, el libro fue presentado el 30 de noviembre en la librería Enclave de Madrid por el propio Bértolo, acompañado por Álvaro Aguilera, secretario general del Partido Comunista de Madrid, Gonzalo Caro Sayagüés, politólogo y responsable de comunicación de IU Madrid, y Pilar Álvarez, responsable de la edición (Turner).
Las cartas que el capitán Sadoul envía a Francia –a Albert Thomas y a otros diputados–dan cuenta del día a día en las calles, y también de las tensas relaciones entre las potencias, que dudan, maniobran y conspiran en su relación con el nuevo poder de los soviets. Entre octubre de 1917 y enero de 1919, sus cartas, como resalta la nota de la editorial, “son una crónica excepcional de la Rusia bolchevique, de la guerra civil y de la diplomacia europea del momento”.
“Es una obra sorprendente, explicó Constantíno Bértolo; es un libro de historia, pero no tiene afán de ser objetivo. Sadoul llega a Petrogrado con la misión concreta de conseguir que el ejército ruso siguiese en la batalla, es decir, que siguiese en la masacre en el frente del Este. Sin embargo, al asistir como testigo de la insurrección popular, se da cuenta de que los bolcheviques han acertado y han conectado claramente con los deseos y necesidades fundamentales del pueblo ruso, con el deseo de paz, de tierra, y de libertad. El capitán francés ve claramente que los bolcheviques han acertado y que este Gobierno va a resistir”.
“Lo que nos va contando Sadoul, que es inicialmente un socialista moderado, es el avance de la revolución pese a las difíciles condiciones y el acoso con el que se va encontrando desde el primer momento. Es una Revolución que vive y vivirá desde entonces en acoso permanente. En el libro vemos la Revolución de 1917, pero vemos también cómo nace la Contrarrevolución”.
Bértolo, que comenzó señalando su alegría por compartir la presentación con otros dos comunistas –“dos comunistas del siglo XXI que son dirigentes y cuadros de un PCE que está y quiere estar en un momento de revitalización”– subrayó que el libro es “singularmente oportuno para nosotros, que debemos enfrentarnos al Centenario de la Revolución de 1917 no como una celebración melancólica, sino como una oportunidad para pensar de dónde venimos, quiénes somos y pensar en lo qué tenemos que hacer.”
Gonzalo Caro Sayagüés, responsable de comunicación de IU Madrid, puso énfasis en la intensidad y en el ritmo trepidante del libro: “Cada día, en cada carta, pasan muchas cosas de gran interés y son una magnífica fuente para entender y situarse la revolución como proceso”. Caro también destacó cómo, “pese a la incertidumbre y al acoso interno y externo, los dirigentes revolucionarios lograban transmitir en todo momento la convicción de que estaban construyendo un nuevo orden, de que tenían un plan y que sabían dónde iban”.
Por su parte, Álvaro Aguilera, secretario general del PCM, destacó algunas enseñanzas del libro. La primera es qué una revolución es siempre un proceso abierto, imprevisible: día a día no se sabe lo que va a ocurrir al día siguiente. La segunda, es la vocación de mayoría social de los bolcheviques –que inicialmente tenían fuerza en Petrogrado, en Moscú y poco más– en ese contexto tan complejo, tan imprevisible, y tan cambiante. Y en tercer lugar, que la revolución transforma también a los personajes y al pueblo en su conjunto, algo que empieza por el propio cronista, de tal modo que el socialista moderado que llega con la misión de convencer a los bolcheviques comprende pronto el alcance del proceso y se convierte en un defensor del mismo.
Como señaló Bértolo, la experiencia de la revolución desgarra a Sadoul, que disiente de los criterios de la embajada y de las directrices del propio gobierno francés, hasta el punto de que cuando la delegación francesa abandonó Rusia, él se quedó en Moscú. No hay que olvidar que nuestro cronista fue condenado a muerte por un Consejo de Guerra celebrado en París en octubre de 1919, aunque la misma justicia militar lo encontró inocente en un nuevo juicio, celebrado en 1925. Con seguridad, la publicación de sus cartas tuvo mucho que ver.
Publicado ahora en nuestro país –en Francia apareció en octubre de1919–, traducido por Inés y Constantino Bértolo –quien también es autor del prólogo–, el libro fue presentado el 30 de noviembre en la librería Enclave de Madrid por el propio Bértolo, acompañado por Álvaro Aguilera, secretario general del Partido Comunista de Madrid, Gonzalo Caro Sayagüés, politólogo y responsable de comunicación de IU Madrid, y Pilar Álvarez, responsable de la edición (Turner).
Las cartas que el capitán Sadoul envía a Francia –a Albert Thomas y a otros diputados–dan cuenta del día a día en las calles, y también de las tensas relaciones entre las potencias, que dudan, maniobran y conspiran en su relación con el nuevo poder de los soviets. Entre octubre de 1917 y enero de 1919, sus cartas, como resalta la nota de la editorial, “son una crónica excepcional de la Rusia bolchevique, de la guerra civil y de la diplomacia europea del momento”.
“Es una obra sorprendente, explicó Constantíno Bértolo; es un libro de historia, pero no tiene afán de ser objetivo. Sadoul llega a Petrogrado con la misión concreta de conseguir que el ejército ruso siguiese en la batalla, es decir, que siguiese en la masacre en el frente del Este. Sin embargo, al asistir como testigo de la insurrección popular, se da cuenta de que los bolcheviques han acertado y han conectado claramente con los deseos y necesidades fundamentales del pueblo ruso, con el deseo de paz, de tierra, y de libertad. El capitán francés ve claramente que los bolcheviques han acertado y que este Gobierno va a resistir”.
“Lo que nos va contando Sadoul, que es inicialmente un socialista moderado, es el avance de la revolución pese a las difíciles condiciones y el acoso con el que se va encontrando desde el primer momento. Es una Revolución que vive y vivirá desde entonces en acoso permanente. En el libro vemos la Revolución de 1917, pero vemos también cómo nace la Contrarrevolución”.
Bértolo, que comenzó señalando su alegría por compartir la presentación con otros dos comunistas –“dos comunistas del siglo XXI que son dirigentes y cuadros de un PCE que está y quiere estar en un momento de revitalización”– subrayó que el libro es “singularmente oportuno para nosotros, que debemos enfrentarnos al Centenario de la Revolución de 1917 no como una celebración melancólica, sino como una oportunidad para pensar de dónde venimos, quiénes somos y pensar en lo qué tenemos que hacer.”
Gonzalo Caro Sayagüés, responsable de comunicación de IU Madrid, puso énfasis en la intensidad y en el ritmo trepidante del libro: “Cada día, en cada carta, pasan muchas cosas de gran interés y son una magnífica fuente para entender y situarse la revolución como proceso”. Caro también destacó cómo, “pese a la incertidumbre y al acoso interno y externo, los dirigentes revolucionarios lograban transmitir en todo momento la convicción de que estaban construyendo un nuevo orden, de que tenían un plan y que sabían dónde iban”.
Por su parte, Álvaro Aguilera, secretario general del PCM, destacó algunas enseñanzas del libro. La primera es qué una revolución es siempre un proceso abierto, imprevisible: día a día no se sabe lo que va a ocurrir al día siguiente. La segunda, es la vocación de mayoría social de los bolcheviques –que inicialmente tenían fuerza en Petrogrado, en Moscú y poco más– en ese contexto tan complejo, tan imprevisible, y tan cambiante. Y en tercer lugar, que la revolución transforma también a los personajes y al pueblo en su conjunto, algo que empieza por el propio cronista, de tal modo que el socialista moderado que llega con la misión de convencer a los bolcheviques comprende pronto el alcance del proceso y se convierte en un defensor del mismo.
Como señaló Bértolo, la experiencia de la revolución desgarra a Sadoul, que disiente de los criterios de la embajada y de las directrices del propio gobierno francés, hasta el punto de que cuando la delegación francesa abandonó Rusia, él se quedó en Moscú. No hay que olvidar que nuestro cronista fue condenado a muerte por un Consejo de Guerra celebrado en París en octubre de 1919, aunque la misma justicia militar lo encontró inocente en un nuevo juicio, celebrado en 1925. Con seguridad, la publicación de sus cartas tuvo mucho que ver.
Publicado en el Nº 301 de la edición impresa de Mundo Obrero diciembre 2016
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