El resultado del plebiscito
en Colombia ha causado un impacto mundial. El triunfo ajustado del No
al acuerdo de paz del gobierno de Santos y las FARC, avalado por
Cuba, Obama, la ONU, el Papa, Maduro, Macri, entre otros, ha
sorprendido a todos.
Con una diferencia de sólo
55.000 votos (6.432.000 a 6.377.000), el NO ganó. Aparentemente el
único triunfador es el derechista ex presidente Alvaro Uribe que
impulsó el No. Esto puede llevar a la conclusión de que este
resultado es una “nueva” expresión de un supuesto “giro a la
derecha” que existiría en Latinoamérica. No es así. Se trata de
nuevas expresiones distorsionadas de la bronca de millones hacia los
“pactos” de los de arriba.
Porque el otro dato del
plebiscito es que en realidad triunfa la abstención que fue del 63%.
Se podrá argumentar que en Colombia, donde el voto no es
obligatorio, es una abstención “normal”. Pero ante el hecho
excepcional de un acuerdo que era avalado por todos los poderes y
figuras políticas del mundo, desde Obama a Raúl Castro pasando por
la izquierda reformista mundial y hasta por el Papa, que se mantenga
una abstención del 63% muestra que los trabajadores y los campesinos
colombianos no veían que este acuerdo les fuera a cambiar su vida de
explotación y miseria.
Los sectores obreros y
populares de las grandes ciudades no vieron que los acuerdos les
afectara positivamente en nada y por lo tanto, no votaron. El
plebiscito no motivó a sectores de la población a votar. Las zonas
urbanas de mayoritaria composición de clase media (salvo Bogotá,
Cali y Barranquilla), minoría en ocupación de territorio y menos
afectada en términos de confrontación, impuso la mayoría. En
lugares donde fue fuerte la presencia de las FARC ganó también el
NO, como las provincias de Meta, Caquetá (donde las FARC hizo su
última conferencia), Tolima y Huila.
El trasfondo de este resultado se explica por varias razones. En primer lugar, la degeneración política y militar de las FARC en sus últimos años, les llevó a ganarse el repudio creciente entre la población, que a diario veía que actuaba a contramano de sus intereses. Además que era identificada como una guerrilla decadente y corrupta ligada al narcotráfico. Por eso era muy mal visto este acuerdo que brindaba una serie de prebendas por años a sus componentes. Mientras el acuerdo no significaba ni una reforma agraria ni grandes logros sociales para los campesinos y los trabajadores. Esto es lo que aprovechó Uribe para su voto No, como se tradujo en un voto castigo a las FARC.
En segundo lugar, el resultado reflejó también el descreimiento de las masas en este gobierno patronal y pro yanqui de Santos, que viene aplicando un plan económico contra el pueblo. El 63% de abstención es también un rechazo a los acuerdos de los de arriba. Muestra que las masas no acatan al Papa y a los jefes del imperialismo en quien no creen. Con esto no queremos hacer la caricatura simplista que esos millones van a izquierda. Desde ya hay en Colombia sectores de clase media y alta que son base electoral del uribismo. Pero es categórico que parte importante del voto popular al NO y la abstención, no son de derecha sino que expresan, como pueden, su odio a pactos de los de arriba. Que son los que en Colombia avalaron durante años el accionar de la violencia de las fuerzas de seguridad y militares que con el argumento de la guerrilla reprimió siempre a los campesinos y a los trabajadores en sus reclamos. Los mismos gobiernos reaccionarios que avalaron el Plan Colombia de los EE.UU (Santos fue ministro de Defensa del gobierno de Uribe), que dejaron correr el paramilitarismo y el narcotráfico asociado a las mafias de los EE.UU.
Nuestra
corriente socialista siempre denunció 1que
este acuerdo no significaba ninguna solución a los problemas de
fondo del pueblo colombiano. El resultado del plebiscito abre una
crisis política en Colombia. El gobierno de Santos, el imperialismo,
Cuba, la dirección del PC cubano y las FARC han quedado paralizados.
Con toda seguridad se abrirán nuevas negociaciones, en el que los
representantes del NO encabezados por Alvaro Uribe estarán
presentes. No por casualidad este nefasto personaje de la
ultraderecha colombiana ha manifestado que la salida es un Pacto
Nacional de todos los actores políticos del cual él y su partido
habían sido excluidos en las negociaciones iniciales.
Pero más allá de esta
dinámica, haya o no nuevo acuerdo, los trabajadores, la
juventud y los campesinos de Colombia tendrán que seguir
luchando por sus reivindicaciones políticas y sociales.
Miguel Sorans
Unidad Internacional de los
Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI)
http://www.uit-ci.org/index.php/noticias-y-documentos/temas-generales/1096-ipor-que-triunfo-el-no-en-colombia
1http://www.uit-ci.org/index.php/noticias-y-documentos/temas-generales/1087-acuerdo-entre-las-farc-y-el-gobierno-de-colombia
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