Hace 49 años un vil asesino a sueldo, un terrorista, dirigido por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, creyó que había matado a un hombre en Bolivia. Pero eso era entonces ya imposible, lo que no sabía ni sabe el sanguinario verdugo Félix Rodríguez Mendigutía es que con su crimen acabó por inmortalizarlo. El Che sigue siendo un reto, un desafío, un valladar infranqueable para el imperialismo.
No se puede matar a un ejemplo, no se puede asesinar a las ideas. El Che vive, porque lo hacen vivir los revolucionarios del mundo. Lo hace presente esta Cuba socialista de 58 años antimperialistas.
«Si queremos expresar cómo aspiramos que sean nuestros combatientes revolucionarios, nuestros militantes, nuestros hombres, debemos decir sin vacilación de ninguna índole: ¡Que sean como el Che! Si queremos expresar cómo queremos que sean los hombres de las futuras generaciones, debemos decir: ¡Que sean como el Che! Si queremos decir cómo deseamos que se eduquen nuestros niños, debemos decir sin vacilación: ¡Queremos que se eduquen en el espíritu del Che! Si queremos un modelo de hombre, un modelo de hombre que no pertenece a este tiempo, un modelo de hombre que pertenece al futuro, ¡de corazón digo que ese modelo sin una sola mancha en su conducta, sin una sola mancha en su actitud, sin una sola mancha en su actuación, ese modelo es el Che! Si queremos expresar cómo deseamos que sean nuestros hijos, debemos decir con todo el corazón de vehementes revolucionarios: ¡Queremos que sean como el Che!».
Así dijo Fidel el 18 de octubre de 1967, en la velada solemne en su memoria, en la Plaza de la Revolución. Así lo repiten los pioneros en nuestras escuelas. Pero que el Guerrillero Heroico viva no solo pasa por evocarlo, sino por llevarlo hoy a las aulas, a las fábricas, a nuestras relaciones humanas, a la sociedad que construimos, a los procesos que dirigimos.
El Comandante en Jefe al hablar de sus cualidades como conductor, expresó entonces «Che era un insuperable soldado; Che era un insuperable jefe». En la actualidad, Cuba perfecciona su modelo económico y social, con la participación de todo el pueblo y eso exige de directivos con atributos de guía como los que él dejó explicados en un artículo, El cuadro, columna vertebral de la revolución, publicado en 1962, en la revista Cuba Socialista.
«Un dirigente es un individuo de disciplina ideológica y administrativa, que conoce y practica el centralismo democrático y sabe valorar las contradicciones existentes en el método para aprovechar al máximo sus múltiples facetas; que sabe practicar en la producción el principio de la discusión colectiva y decisión y responsabilidad únicas, cuya fidelidad está probada», dijo en ese texto.
Muchas veces en cualquier análisis invocamos el debate y nos cuesta trabajo escuchar o reconocer la opinión del otro. El Che afirmaba que una de las cualidades que debía tener el que dirige, es la de «estar dispuesto siempre a afrontar cualquier debate». Para eso el cuadro, debe tener entre sus rasgos distintivos dos que Fidel dijo de él: «Che era un hombre extraordinariamente humano, extraordinariamente sensible».
Raúl, que al decir del propio Comandante en Jefe, fue junto al Che uno de los dos primeros expedicionarios que tuvo el Granma, también ha insistido en ese franco intercambio de criterios. El 18 de diciembre del 2010, en la clausura del Sexto Periodo Ordinario de Sesiones de la Séptima Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en alusión a la discusión del entonces proyecto de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, expresó: «No hay que temerle a las discrepancias de criterios y esta orientación, que no es nueva, no debe interpretarse como circunscrita al debate sobre los Lineamientos; las diferencias de opiniones, expresadas preferiblemente en lugar, tiempo y forma, o sea, en el lugar adecuado, en el momento oportuno y de forma correcta, siempre serán más deseables a la falsa unanimidad basada en la simulación y el oportunismo. Es por demás un derecho del que no se debe privar a nadie. Mientras más ideas seamos capaces de provocar en el análisis de un problema, más cerca estaremos de su solución apropiada».
Pero no solo en los cuadros ha de vivir el argentino, cubano por derecho y convicción. Si el estudiante, el obrero, el militar, el científico, el intelectual, obra con la misma sensibilidad que él les expresó a sus hijos al decirles «crezcan como buenos revolucionarios. Estudien mucho para poder dominar la técnica que permite dominar la naturaleza.
Acuérdense que la revolución es lo importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo…», el Che seguirá siendo un desafío para el imperialismo, el hombre más temido. Y ya no lo podrán matar, porque su ejemplo es inmortal.
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