@elhijodelucas
Ha pasado de puntillas por los periódicos, impresos y digitales, televisiones e incluso redes sociales, pero la Asociación Contra la Corrupción y por la Regeneración Social (ACCORS) ha reunido a los siete partidos que concurren al Ayuntamiento de Madrid en algo así como el primer debate preelectoral. Claro, que quizá debamos empezar por el principio y explicar qué demonios es la ACCORS. Pues nada menos que una asociación independiente fundada hace ya más de dos años y que, tanto tiempo después, desconocen la mayoría de los españoles. Es la triste realidad. Un grupo de ciudadanos pretende dar una respuesta a los problemas que la corrupción genera a nuestra sociedad y sus actividades son casi clandestinas. Interesa poco o nada dar a conocer que hay gente que dedica su tiempo libre (mucho o poco en función de cada uno) a trabajar por conseguir una sociedadmás justa y transparente. Utilizando el lenguaje de barra de bar que tanto gusta en la culturaespañola, podríamos calificarlos como una "panda de pringaos que si no han pillao es porque no han podido". Así de claro. No se asusten. ¡Que ya nos conocemos! Estamos en España, ese país serio que exige a los griegos que paguen sus deudas y que vive en B, en negro, en black o en opaco porque no puede vivir en Z, en renegro, en carbón black o en opaco mate. De hecho, el partido que nos gobierna tiene una contabilidad B corroborada por un juez. Somos únicos moviéndonos al margen de la ley y no damos opción alguna a que exista un espécimen de español honesto. Somos así dechulos y así de contundentes con los demás. Una manera de ser que aplaca nuestras conciencias y que nos eleva por encima del resto. Un superpoder basado en negar al otro. Eso sí, somos simpáticos, amables, divertidos, graciosos, extravertidos y presumimos de tener muchos amigos, aunque los consideremos unos corruptos, golfos y sinvergüenzas, confirmados o en potencia según dictamina nuestra moral social convertida en ventilador del que nadie escapa.
El caso es que la ACCORS reunió a los partidos que concurren al Ayuntamiento de Madrid y todos, menos el PP y otro partido, se comprometieron a no llevar imputados en sus listas. El representante popular en el encuentro, Percival Manglano, reconoció que "hay algún imputado que va a ser candidato en algún municipio de Madrid". Defienden desde el PP, siguiendo la doctrina establecida por su lideresa Esperanza Aguirre, que ninguno de los tres regidores populares con causas abiertas tiene una imputación abierta por corrupción y que son simplemente "cuestiones administrativas". Volviendo al lenguaje de barra de bar, podríamos decir que "no han metido la mano en la caja", "que no han trincao". En el caso del alcalde de Brunete, Borja Gutiérrez Iglesias, su imputación es por un presunto delito de cohecho, prevaricación, tráfico de influencias, coacción y amenazas y, además, está siendo investigado por un presunto delito urbanístico. Una colección de presuntos delitos que, según la moral de los populares y la del español medio, el pata negra como ya hemos visto, es insuficiente para apartarle de la candidatura a la alcaldía de Brunete. ¡Coño, es que no lo ven! Falta el presunto delito de robo. "Es la economía, estúpido", en este caso "es el robo, estúpido", que diría James Carville, asesor del demócrata Bill Clinton en la campaña electoral del 1992. Sin robo hay paraíso y sin robo hay candidato.
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