Enviado por Acratosaurio rex en Sáb, 13/05/2017 - 09:32
Tenía preparada una cosa sobre los becarios de restaurantes, y cómo ese asunto de presionar para aprender con los mejores, no es más que una mierda, porque a ver cómo se explica que pegar voces y meter prisa a alguien que trabaja y no cobra, le sirva para aprender a freír huevos cremosos… Pero me ha insistido un lector para que explique por qué la CNT está fuera de la AIT, y me pregunta que si ha sido por "cosas de reformismos". No hombre, qué tontería. Os lo cuento. Y conste: es solo mi opinión.
Lo primero en este problema espiritual: hay que hablar de la CNT y su funcionamiento, porque la AIT ha sido en buena medida una prolongación de la CNT desde 1979 hasta 2010.
Introducción
Característica general de todas las organizaciones, es que lejos de ser homogéneas, actúan en ellas facciones. O sea: grupos de personas que –de forma más o menos informal–, mantienen sintonía, ideas, conductas que les diferencian de otras facciones. No hay estatutos, normas, ni reconocimiento oficial de ser de una facción. Si se lo preguntas a alguien, lo niega, porque ni siquiera sabe donde está metido. O metida.
En la CNT, una facción la forman los sindicatos pequeños, y otra los sindicatos grandes. Es simplificar mucho, porque hay sindicatos grandes que son de la opinión de los pequeños, y pequeños que están con los grandes. Y cambios de facción también los hay. Pero para entendernos, tenemos sindicatos pequeños, de cinco o diez personas frente a sindicatos grandes, de cien, trescientos… Los llamo así porque me da la gana.
Los sindicatos de la CNT -hasta 2010-, disponían de un voto hasta 50 afiliados. Tres sindicatos (Villacuerno, Malfollá y Peñaseca) que entre todos podían tener 15 afiliados, si estaban de acuerdo en algo, tenían más votos que un sindicato de 100 afiliados (Granpuñeta) que sólo tenía dos votos. Sí, así es la cuenta y no la explico más para no hacer esto larguísimo. Quien quiera se lea la nota. (1).
El problema de esto de tener más votos, no es el del reformismo. El problema es el del Poder. No se trata de cosas de reformismos, si no de imponer el criterio que sea en un Pleno. Ir a una reunión, votar, y allí se ve quién tiene más poder de decisión, y te pones contento, te tomas un vino y te haces tres pajas diciendo que eres anarquista. Y los otros, pues a joderse. Eso es así. En serio. Yo lo he visto. De lejos. Escondido en la caja del aire acondicionado. Desde que en 1979 se celebra el Vº Congreso de la CNT, la lista de damnificados por estas votaciones es extensa. Qué sé yo, se me vienen a la mente las desfederaciones de Metal de Madrid, de Oficios varios de Madrid, la expulsión de todas las juventudes libertarias en los años noventa, un cacao en Logroño, la desfederación de Cataluña… Gente que se ha ido aburrida… Hubo exclusiones de lo más variadas, con el sistema de votación antiguo.
Por ejemplo. Uno de los puntos que generaba disputas, era el de relación con otras organizaciones. La facción pequeña insistía en que solo se debían de tener relaciones con organizaciones de demostrado pedigrí libertario. La facción grande –en cambio– defendía que cada cual se debía relacionar para cuestiones concretas con quien le diese la gana. Los desencuentros eran habituales, porque si la facción grande se reunía con una plataforma (una sopa de letras) para hacer algo, tal cosa se solía denunciar por la facción pequeña como "reformista" (por resumir). Y si no era por eso, era por cualquier otra cosa. ¿Y qué es lo que pasa cuando el ambiente es tenso? Que cualquier perturbación se percibe como algo horrible. Es como si te dicen que te vas a morir de cáncer. Si no tienes sangre fría, te pones en situación de moribundo, y hasta toser te parece el prolegómeno de tu funesto final y vas corriendo a tomar oxicodona con naloxona… ¿Y si luego no es cáncer? En cambio si estás confiado y optimista, y toses, y echas un esputo con sangre y trozos de cerebro, puedes quedarte tan tranquilo diciendo "¡Hay que ver qué hermosa está Margarita!"… Bueno, no sé si lo pilláis.
Total, que en 2010 en el Xº Congreso de Córdoba, harta de plenos en los que tras discusiones infumables se votaba y perdían, la facción grande de la CNT, consigue revocar el tema del voto de los pequeños sindicatos por amplísima mayoría, y elaboran un acuerdo que dice –más o menos–, que en adelante se dispondrá de un voto cada diez afiliados, hasta cien afiliados. Y a partir de ahí, otra cuenta. O sea, que ahora con cien afiliados tienes diez votos. Y un sindicato con quince afiliados, tiene dos votos. Tener más afiliados, implica tras ese congreso tener más capacidad de maniobra. Y si quieres tener más votos, pues tienes que crecer. O joderte.
Pues..., esto fue visto como una maldición por los pequeños sindicatos refractarios, que apenas llegan a duras penas a diez afiliados, y que no crecen ni con espinacas. Si hace treinta años eran cinco, y a día de hoy son cinco… Eso difícilmente va a cambiar. Estamos ante un sindicato de corte tradicionalista, que sigue la tradición del cinco.
Total. Nada más que en el Xº Congreso de Córdoba ven que están en minoría votacional, los pequeños faccionarios declaran que la CNT está muerta. Ponen una bandera negra con el RIP. Hablan de que todo está manipulado, que se han falseado las cuentas, que los grandes iban con el congreso preparado… Y elaboran un discurso que-te-cagas en torno al reformismo, la compra de votos y lo bueno del consenso (que es cuando ganaban ellos las votaciones) que yo no sé por donde cogerlo. Es como lo del Arca de Noé y el Diluvio: te lo crees o no te lo crees. Pero no es discutible. Así que no lo discuto.
A continuación, estas denuncias son desestimadas en los plenos por medio de votaciones. Los grandes llaman a los pequeños: metepatas, iluminados, incapaces… Cosas así. Los que insisten e insisten en las acusaciones, unos son expulsados, otros se van. Y algunos se quedan sin moverse demasiado viendo la purga… Total, que en la CNT, a partir de 2010, cambiaron las tornas, el tema del poder se puso a la inversa, y los restos de la facción pequeña (tras eso muy pequeñita), trasladan sus penas, lamentos y quejíos a la AIT.
¿Y que yo de quién soy partidario? Ah. Yo es que eso del voto no lo practico. Passso de votar, porque yo soy muy ácrata. Yo soy partidario de que cada uno haga lo que le dé la gana.
Seguir leyendo en: SIGUIENDO LA PARANOIA DE LA AIT
Lo primero en este problema espiritual: hay que hablar de la CNT y su funcionamiento, porque la AIT ha sido en buena medida una prolongación de la CNT desde 1979 hasta 2010.
Introducción
Característica general de todas las organizaciones, es que lejos de ser homogéneas, actúan en ellas facciones. O sea: grupos de personas que –de forma más o menos informal–, mantienen sintonía, ideas, conductas que les diferencian de otras facciones. No hay estatutos, normas, ni reconocimiento oficial de ser de una facción. Si se lo preguntas a alguien, lo niega, porque ni siquiera sabe donde está metido. O metida.
En la CNT, una facción la forman los sindicatos pequeños, y otra los sindicatos grandes. Es simplificar mucho, porque hay sindicatos grandes que son de la opinión de los pequeños, y pequeños que están con los grandes. Y cambios de facción también los hay. Pero para entendernos, tenemos sindicatos pequeños, de cinco o diez personas frente a sindicatos grandes, de cien, trescientos… Los llamo así porque me da la gana.
Los sindicatos de la CNT -hasta 2010-, disponían de un voto hasta 50 afiliados. Tres sindicatos (Villacuerno, Malfollá y Peñaseca) que entre todos podían tener 15 afiliados, si estaban de acuerdo en algo, tenían más votos que un sindicato de 100 afiliados (Granpuñeta) que sólo tenía dos votos. Sí, así es la cuenta y no la explico más para no hacer esto larguísimo. Quien quiera se lea la nota. (1).
El problema de esto de tener más votos, no es el del reformismo. El problema es el del Poder. No se trata de cosas de reformismos, si no de imponer el criterio que sea en un Pleno. Ir a una reunión, votar, y allí se ve quién tiene más poder de decisión, y te pones contento, te tomas un vino y te haces tres pajas diciendo que eres anarquista. Y los otros, pues a joderse. Eso es así. En serio. Yo lo he visto. De lejos. Escondido en la caja del aire acondicionado. Desde que en 1979 se celebra el Vº Congreso de la CNT, la lista de damnificados por estas votaciones es extensa. Qué sé yo, se me vienen a la mente las desfederaciones de Metal de Madrid, de Oficios varios de Madrid, la expulsión de todas las juventudes libertarias en los años noventa, un cacao en Logroño, la desfederación de Cataluña… Gente que se ha ido aburrida… Hubo exclusiones de lo más variadas, con el sistema de votación antiguo.
Por ejemplo. Uno de los puntos que generaba disputas, era el de relación con otras organizaciones. La facción pequeña insistía en que solo se debían de tener relaciones con organizaciones de demostrado pedigrí libertario. La facción grande –en cambio– defendía que cada cual se debía relacionar para cuestiones concretas con quien le diese la gana. Los desencuentros eran habituales, porque si la facción grande se reunía con una plataforma (una sopa de letras) para hacer algo, tal cosa se solía denunciar por la facción pequeña como "reformista" (por resumir). Y si no era por eso, era por cualquier otra cosa. ¿Y qué es lo que pasa cuando el ambiente es tenso? Que cualquier perturbación se percibe como algo horrible. Es como si te dicen que te vas a morir de cáncer. Si no tienes sangre fría, te pones en situación de moribundo, y hasta toser te parece el prolegómeno de tu funesto final y vas corriendo a tomar oxicodona con naloxona… ¿Y si luego no es cáncer? En cambio si estás confiado y optimista, y toses, y echas un esputo con sangre y trozos de cerebro, puedes quedarte tan tranquilo diciendo "¡Hay que ver qué hermosa está Margarita!"… Bueno, no sé si lo pilláis.
Total, que en 2010 en el Xº Congreso de Córdoba, harta de plenos en los que tras discusiones infumables se votaba y perdían, la facción grande de la CNT, consigue revocar el tema del voto de los pequeños sindicatos por amplísima mayoría, y elaboran un acuerdo que dice –más o menos–, que en adelante se dispondrá de un voto cada diez afiliados, hasta cien afiliados. Y a partir de ahí, otra cuenta. O sea, que ahora con cien afiliados tienes diez votos. Y un sindicato con quince afiliados, tiene dos votos. Tener más afiliados, implica tras ese congreso tener más capacidad de maniobra. Y si quieres tener más votos, pues tienes que crecer. O joderte.
Pues..., esto fue visto como una maldición por los pequeños sindicatos refractarios, que apenas llegan a duras penas a diez afiliados, y que no crecen ni con espinacas. Si hace treinta años eran cinco, y a día de hoy son cinco… Eso difícilmente va a cambiar. Estamos ante un sindicato de corte tradicionalista, que sigue la tradición del cinco.
Total. Nada más que en el Xº Congreso de Córdoba ven que están en minoría votacional, los pequeños faccionarios declaran que la CNT está muerta. Ponen una bandera negra con el RIP. Hablan de que todo está manipulado, que se han falseado las cuentas, que los grandes iban con el congreso preparado… Y elaboran un discurso que-te-cagas en torno al reformismo, la compra de votos y lo bueno del consenso (que es cuando ganaban ellos las votaciones) que yo no sé por donde cogerlo. Es como lo del Arca de Noé y el Diluvio: te lo crees o no te lo crees. Pero no es discutible. Así que no lo discuto.
A continuación, estas denuncias son desestimadas en los plenos por medio de votaciones. Los grandes llaman a los pequeños: metepatas, iluminados, incapaces… Cosas así. Los que insisten e insisten en las acusaciones, unos son expulsados, otros se van. Y algunos se quedan sin moverse demasiado viendo la purga… Total, que en la CNT, a partir de 2010, cambiaron las tornas, el tema del poder se puso a la inversa, y los restos de la facción pequeña (tras eso muy pequeñita), trasladan sus penas, lamentos y quejíos a la AIT.
¿Y que yo de quién soy partidario? Ah. Yo es que eso del voto no lo practico. Passso de votar, porque yo soy muy ácrata. Yo soy partidario de que cada uno haga lo que le dé la gana.
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