Como
resultado de las reuniones del Consejo de Seguridad Nacional y el
Consejo de Ministros del 20 de julio, cinco días después del
intento de golpe de estado de la noche del 15 y 16 de julio, el
estado de emergencia ha sido declarado en todo el territorio turco
por un período de 3 meses. El Partido de la Democracia Obrera
rechaza tanto el intento de golpe de estado, así como el estado de
emergencia.
La
profundización de la crisis del régimen en Turquía, la deriva
autoritaria y represiva de la política del Palacio han creado las
condiciones necesarias para un intento de golpe de estado. Pero tras
el fracaso de dicho intento, el régimen del Palacio ha continuado y
acelerado su política liberticida, represiva y anti-democrática.
Erdogan
no ha calificado en vano este intento de golpe de estado de "regalo
de Dios". El despido de decenas de miles de jueces plantea la
cuestión de si el Gobierno ya tenía elaborada una larga lista y si
contenía no sólo los nombres de los conspiradores del golpe de
Estado sino también de todos los opositores al Gobierno del AKP. El
aparato de estado vive el mayor colapso de su historia y el AKP nunca
ha sido tan impotente. Al declarar el estado de emergencia con el
lema “el estado se ha hundido, viva el estado”, el régimen del
Palacio demuestra que no tiene la confianza de nadie pero que quiere
tomar un completo control de la situación.
Al
establecer el estado de emergencia, el AKP ha inmovilizado la
Asamblea Nacional que había expresado su gratitud por tomar
decisiones contra el golpe militar del 15 de julio. El AKP ha abierto
el camino a la arbitrariedad y al recurso de los Decretos-ley. Así,
el Palacio presidencial intentará dirigir su régimen como desee.
Pero se enfrenta a su propia crisis y a la del aparato estatal que
está a punto de desplomarse debido a las purgas y a la situación
económica que está fuera de control.
El
plan del Palacio es explicar que el estado de emergencia se utilizará
para eliminar la amenaza de un nuevo golpe de estado. Pero el propio
régimen es plenamente consciente de que, después de la eliminación
de los golpistas, la crisis política y económica no puede
resolverse de un día a otro. Utilizando el estado de emergencia y
los Decretos-leyes, el régimen aumentará su política de ataques
económicos y despojará a la clase obrera de los últimos derechos
sociales que le quedan con el fin de recuperar la confianza de la
burguesía de Turquía. También, mediante la aplicación de la ley
del estado de emergencia, tratará de defenderse de las luchas que
surgirán contra su política de ataques económicos y intentará
continuar la represión contra el movimiento político kurdo
extendiendo el estado de emergencia en vigor al conjunto del
territorio turco. En conclusión, todas las bases de las luchas
económicas y democráticas están amenazadas por el régimen del
Palacio.
El
intento de golpe de estado fracasó pero no es la democracia la que
venció sino el régimen cada vez más autoritario del Palacio que,
aprovechando el estado de emergencia, ha conseguido un poder que le
permite despojar a los trabajadores de todos sus derechos
democráticos. La ley que establece el estado de emergencia garantiza
sólo dos derechos: el derecho a la vida y el derecho a luchar.
Sólo
hay solución posible para preservar nuestros derechos democráticos
y nuestras libertades, así como nuestras conquistas económicas y
sociales: la movilización de los trabajadores, de las mujeres, de
los kurdos, de todos los sectores oprimidos y explotados y su
irrupción en la escena política como una fuerza independiente. El
Partido de la Democracia Obrera llama a las organizaciones de
trabajadores y de izquierda, a las fuerzas socialistas a unirse para
desarrollar un plan de emergencia contra los golpes de Estado
militares, el estado de emergencia, las políticas represivas y las
medidas anti obreras del régimen.
¡Ni
golpe militar, ni estado de emergencia! !Unidad de la clase obrera!
Partido de la Democracia Obrera
21
julio de 2016
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