Se cumplirán recientemente 41 años del asesinato, por parte de pistoleros fascistas, de los abogados laboralistas de Atocha, militantes del PCE y de unas también clandestinas Comisiones Obreras.
El régimen fascista daba sus últimos estertores después de haber truncado mediante un golpe militar la constitución democrática más avanzada que ha conocido nuestro Estado. En ella se contemplaba la separación entre iglesia y estado, el reconocimiento de derechos de todas las personas trabajadoras, la organización del Estado, la igualdad de todos los ciudadanos y ciudadanas ante la ley, el sufragio universal, la soberanía popular, el derecho a la educación, etc.
El Partido, volcado en conseguir la ruptura de la dictadura, puso en marcha estos despachos laboralistas para dar asesoramiento y soporte legal a un movimiento obrero, cada vez más concienciado y más movilizado en pos de conseguir mejoras en sus condiciones laborales y de generar un nuevo proceso que recuperará las libertades arrebatadas.
Mucho se habla hoy de “los padres de la Constitución” y del acto de generosidad de “todas las partes” para alcanzar ese gran “acuerdo de Estado” olvidando (en el mejor de los casos) que las libertades que hoy gozamos, fueron arrancadas tras la lucha abnegada y sacrificada de miles de personas (muchas anónimas) que mediante huelgas, movilizaciones y cárcel daban la puntilla a aquellos que pretendían dar continuidad a la dictadura. Estos héroes de la lucha por la libertad, en algunos casos se encontraron incluso con la muerte.
Al igual que esa tarde de Enero, en la que los Abogados de Atocha fueron asesinados, hoy debemos enfrentarnos al intento de su segunda muerte; el asesinato político de sus ideas y de aquello por lo que lucharon. Pretendiendo presentar “al Partido” como algo del pasado, algo que cumplió su papel en un momento determinado, pero que a día de hoy no tiene razón de ser y lo que es aún peor, ningún papel que jugar en la historia.
La lucha de los Abogados de Atocha sigue viva en cada militante comunista, en cada camarada que se organiza en el Partido consciente de que ésta es la mejor herramienta para organizar el conflicto social, para luchar por sus intereses de clase, para conseguir, también, pequeñas mejoras en esta Constitución, cada vez más obsoleta y más al servicio de las clases dominantes. Pero, sobre todo, sabemos que el Partido es el único instrumento que nos llevará a conseguir el fin último, aquello a lo que de verdad aspiraban nuestros hermanos de Atocha, el comunismo y la libertad plena.
Los hombres y mujeres del PCE seguimos teniendo el horizonte claro, seguimos soñando con lo mismo que las personas que nos antecedieron, y en cada huelga, en cada manifestación en cada reunión y acto, los Abogados de Atocha están presentes en nuestras luchas.
Daniel Gismero
Militante del PCE
Vocal Ejecutiva Regional de CCOO Madrid
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