El gobierno del Primer Ministro
Habib Essid, al no poder obtener en el parlamento los votos de
confianza para mantenerse en el poder, fue depuesto el 30 de julio de
2016. El gobierno de un año y medio pudo obtener sólo tres votos de
apoyo mientras que los otros votos fueron repartidos en 118 de
rechazo y 27 votos imparciales. El llamado para un nuevo “gobierno
de unidad nacional” realizado por el presidente Beji Caid Essebsi
hace dos meses fue el incidente que comenzó el proceso que llevó al
gobierno de Habib Essid a pedir un voto de confianza para continuar.
Durante dos meses Essid resistió las presiones para realizar dicha
evaluación de gestión porque minaba su poder, pero finalmente cedió
con el resultado temido.
La crisis política por mala
administración
Habib
Essid es el Primer Ministro de una coalición
de gobierno formada por los dos partidos políticos
tunecinos mayoritarios, a saber Nida Tunus (alianza del
liberal-secularistas, burgibistas (por el líder
de la independencia de Francia) y los sostenedores del viejo régimen)
y En –Nahda
(el partido tunecino de los Hermanos Musulmanes). Las críticas
que se le hacen al gobierno de Essid incluye su inhabilidad
para resolver
las crisis económica
y social del país,
su falta de éxito
para la generación
de empleo, y su fracaso en proveer seguridad contra la amenaza de
ISIS. En realidad estas críticas
son insuficientes. El problema es aún
más
grave. Por ejemplo, la crisis económico-social
que generó la
dinámica
revolucionaria en el país
se ha ido desarrollando desde 2011. Si comparamos datos del 2011 y el
2015 veremos que la capacidad de compra de la clase media bajó
en
un 40 % mientras que el desempleo en cifras oficiales ha subido al
15,3 %, que es todavía
menos que el desempleo entre los jóvenes
que ronda el 30-35 %.
La demanda de trabajo, pan y
libertad que hizo que las masas salieran a la calle en 2011 en
Túnez, fue el resultado de la ruina creada por políticas
neoliberales. Esto continuó luego del triunfo de la revolución.
Esta es la causa de la crisis actual.
Por otro lado, las masas voltearon
a la dictadura de Ben Ali, pero la izquierda tunecina y la central
UGTT (Unión General de Trabajadores Tunecinos) les dieron la espalda
a las masas. Estas direcciones enfatizaron la naturaleza democrática
de la revolución y la necesidad de construir una “democracia”.
Pero desalentaron y retrasaron las transformaciones sociales y
económicas de fondo y anticapitalistas. Con lo cual contribuyeron a
que los gobiernos pos 2011, continuaran con la aplicación de las
mismas políticas neoliberales. Como resultado de esto, la crisis
social y económica se profundizó, los gobiernos viven en una
permanente crisis de legitimidad frente a las masas.
Unidad nacional o “te quiero
pero quiero más al capital”
Aprovechando los cuatro ataques
perpetrados por ISIS en el último año, todos los partidos burgueses
han abrazado la causa de “combatir al terrorismo” y la “unidad
nacional”. En estas circunstancias se han implementado leyes que
decretaron un estado de emergencia que reprime toda
manifestación por derechos democráticos y sociales. Mientras tanto,
las privatizaciones se siguen realizando y se está discutiendo
actualmente una ley para decretar una amnistía económica, que
beneficiaría a los representantes del viejo régimen, en otras
palabras, los predecesores de la corrupción al servicio de los
capitalistas.
El presidente Beji Caid Essebsi
llamó a fortalecer aún más al gobierno de “unidad nacional”
hace dos meses. Un pedido indirecto al gobierno de Habib Essid
de “quitarse del camino”. Una maniobra para intentar
superar el desgaste político ante su pueblo. El plan sugerido por
Essebsi implica establecer a Nida Tunus y EnNahda como componentes
fundamentales del futuro gobierno. EnNahda en su último congreso ha
declarado que defienden la separación de la religión del Estado y
han rechazado el Islamismo político, para tratar de mejorar su
imagen. Además, el presidente Essebsi afirmó que otros partidos y
diputados independientes podrían también ser parte del gobierno y
que la UGTT y la UTICA (Confederación Tunecina de la industria, el
comercio y la manufactura) constituyen otros dos posibles componentes
a ser sumados al gobierno.
Dicho esto, la postura que tenga
la UGTT será decisiva para la suerte del gobierno y para el futuro
de la lucha de clases en Túnez. Si la UGTT, la institución con más
influencia en la historia reciente de Túnez, debido al rol
jugado por la misma en la lucha por la independencia, se transforma
en parte del gobierno, lo legitimará y, al mismo tiempo, buscará
controlar a la clase obrera y el pueblo. También puede darse el
escenario contrario. Desde 2011, los burócratas sindicales se han
posicionado en favor de conciliar con los gobiernos y fueron
incapaces de responder a las expectativas de las masas de una
transformación social y económica. Su consolidación dentro del
aparato del estado patronal puede también llevar a un incremento de
las tensiones en la clase trabajadora. También es cierto que una
burocracia que pierde el control de su base se desdibuja como tal y
pierde su poder. Por lo tanto lo que es crucial aquí es que el
programa del futuro gobierno no será diferente del anterior. Lo que
se presenta aquí bajo el nombre de “unidad nacional” es nada más
que la consolidación del capital y no hará nada para mejorar las
condiciones de vida de la gente.
¿Qué hacer?
El Frente Popular, el agrupamiento más grande de la izquierda en
Túnez, no puede seguir escondiéndose detrás de la consigna
“estamos defendiendo las conquistas democráticas de la
revolución”. Especialmente considerando el hecho de que este
discurso tiene lugar en un país ¡que ha vivido bajo estado de
emergencia este último año! Por otro lado, la clase trabajadora
tunecina y la juventud continúan la lucha por sus derechos
democráticos, económicos y sociales. Pero cada lucha es encarada
sectorialmente y en soledad. Lo que se necesita es que la unidad sea
construida en base a un plan de acción de emergencia que unifique
todas las demandas sociales, económicas y democráticas a través de
una perspectiva de independencia de la clase trabajadora. Es con esa
unidad que la clase trabajadora podrá avanzar en sus logros y
comprender que el sistema capitalista nunca trabajará para su
beneficio. Y que sólo con independencia de clase y unidad las masas
tunecinas podrán tener la iniciativa de nuevo en sus manos!!!
Gorkem
Duru
1 de agosto de 2016
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