SOBRE LA CARRETERA M-501 EN MADRID - Concha Velasco: "Esperan que pase la crisis para volver a las andadas"
La portavoz del colectivo ciudadano Sierra Oeste Desarrollo SOStenible encabezó las denuncias que condujeron a que los jueces declararan ilegal la autovía M-501 de Madrid | "Las sentencias de los jueces llegaron cuando la autovía estaba acabada" | "Estos pequeños pueblos creían haber descubierto pozos de petróleo"
Medio ambiente | 04/08/2012 - 03:31h
Cuando la justicia llega tarde ya no es justicia. Es decepcionante que los tribunales te den la razón y que no sirva de nada", dice Concha Velasco, portavoz del colectivo ciudadano Sierra Oeste Desarrollo SOStenible, que puso contra las cuerdas al Gobierno de la Comunidad de Madrid.
Su trabajo sirvió para que los jueces reconocieran que la autovía M-501, que comunica Madrid con el límite de la provincia de Ávila, es ilegal.
Incluso el Tribunal de Justicia de la UE condenó a España el pasado mes de diciembre por autorizar la construcción de esta carretera sin la evaluación de impacto ambiental, con el agravante de que atraviesa espacios bajo protección europea: bosques de pinos y encinas que sobrevuelan especies en peligro, como el águila imperial ibérica, el águila real, el buitre negro, la cigüeña negra... Hacer la autovía se convirtió en una carrera contrarreloj del Gobierno madrileño para acabar la obra antes de que llegaran los fallos judiciales.
La historia de la M-501 simboliza un momento de la historia de España en el que un neodesarrollismo se impuso por encima de todo, dice Concha Velasco. La autovía (un desdoblamiento de la vieja vía) surgió espoleada por un aluvión de proyectos de expansión urbanística impulsados por promotores ávidos de transformar los pequeños pueblos agrícolas y ganaderos en núcleos de segunda residencia. "Fue un auge urbanístico desmesurado. Los pueblos planteaban revisar sus planes urbanísticos multiplicando incluso por diez su superficie. Fue la locura. Era como si los vecinos hubieran descubierto pozos de petróleo. Todos querían que la expansión llegara hasta sus prados o las tierras de sus abuelos. Se perdió el norte", dice. El pueblo de Navahondilla (Ávila), con sólo 325 vecinos, presentó un plan para levantar 1.126 viviendas; Cebreros (Ávila), con 3.444, quería agrandarse con 3.508 viviendas y campo de golf de 18 hoyos...
Y detrás de estos proyectos Velasco y su grupo descubrieron "verdaderos piratas del ladrillo que luego han tenido litigios judiciales". El colectivo ciudadano no quería que se destruyeran los parajes de su infancia y descubrieron numerosas irregularidades que comunicaron a la policía. Inicialmente, sólo querían hacer un trabajo de campo para evaluar los impactos ambientales del boom urbanístico, pero acabaron siendo expertos redactores de informes sobre irregularidades.
El colectivo vio confirmadas sus peores sospechas en el 2005 al conocer la intención de la presidenta Esperanza Aguirre de reactivar el desdoblamiento de la M-501, paralizado en la etapa de Alberto Ruiz-Gallardón. Un primer tramo ya tenía luz verde; pero el segundo sector (de 19 km, de Quirjona a Navas del Rey) estaba paralizado por una declaración ambiental negativa que lo mantenía bloqueado.
Esperanza Aguirre estaba más que decidida; pero, sabedora de que el proyecto no tenía una autorización ambiental, optó por declarar la obra de interés general (invocando razones de seguridad vial) y así se saltaba el procedimiento que le obligaba a someterla a la declaración de impacto ambiental y a consultar antes a la UE. La obra discurriría por enclaves de la Red Natura 2000 (una zona de especial protección para las aves y lugar de interés comunitario).
Al detectar esta estrategia, los grupos conservacionistas (Ecologistas en Acción y SEO, con el apoyo de Sierra Oeste) presentaron una denuncia al juez; y el fallo avaló sus denuncias. En febrero del 2008, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid declaró nulos los acuerdos del Gobierno madrileño y ordenó la restitución de la zona a su "estado anterior". Sin embargo, el fallo no impidió que las obras continuaran. Al contrario.
"Tras el fallo, los trabajos se aceleraron con turnos para cubrir las 24 horas, lo que causó un encarecimiento brutal", dice. Los ecologistas no consiguieron una paralización cautelar de las obras (el juez les exigió una fianza astronómica que no pudieron reunir) y la autovía fue inaugurado el 27 de julio del 2009, de manera que cuando llegó la ratificación del fallo en el Tribunal Supremo, que ordenaba la ejecución de la sentencia (julio del 2011), ya era demasiado tarde.
Además, poco después, el 15 de diciembre del 2011, el Tribunal de Justicia Europeo declaró que España había incumplido la normativa europea relativa a la evaluación de impacto ambiental y sobre conservación de hábitats naturales. Fue todo un varapalo. El proyecto no tuvo en cuenta los "efectos acumulativos" de los diversos tramos ("la carretera se troceó para esquivar una evaluación global", dice Concha Velasco), entre otras irregularidades.
En todo este litigio, la Comunidad de Madrid esgrimió que se habían alcanzado acuerdos con la CE en el 2008 y siguió amparándose en el argumento de la siniestralidad, algo que niega el colectivo ciudadano. "Las cifras sobre accidentes eran exageradas; nos anunciaban una hecatombe diaria en un clima de linchamiento antiecologista. Pero nuestra investigación demostró que no era cierta", dice Concha Velasco.
El Gobierno madrileño, mientras tanto, se mostró ayer claro. "La dirección general de Carreteras sigue trabajando para resolver todas las cuestiones legales relacionadas con la M-501, pero en ningún caso se va a demoler la carretera para restituirla a su estado anterior". Pero su postura no impide que sigan las quejas. "Las ilegalidades de esta carretera se intentaron camuflar con un fastuoso maquillaje verde, con un trasplante de encinas que fracasó, pues todas murieron", añade Velasco. ¿Y que lección ha extraído de esta victoria pírrica?
"No han aprendido de estos años de locura, del todo vale y de la falsa prosperidad. No creo que todo esto haya servido para que se convenzan de que no se puede repetir el mismo modelo de desarrollo. Al contrario. Piensan que ahora es el momento de apretar los dientes y esperar que pase la crisis para volver a las andadas".
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