EL MILITANTE
http://www.elmilitante.net/index.php/estado-espanol/general/9308-fuera-el-gobierno-de-la-corrupcion-los-recortes-y-el-neo-franquismo
El último escándalo de corrupción, la llamada Red Púnica, que ha enviado a la cárcel al que fuera número dos de Esperanza Aguirre y secretario general del PP en Madrid, Francisco Granados, es un nuevo obús contra la línea de flotación de un gobierno que se asemeja cada día más a un cadáver maloliente. La operación que ha desmantelado una red corrupta de conseguidores de comisiones multimillonarias robadas del patrimonio público, se ha llevado por delante a más de 50 personas, entre alcaldes y concejales del PP y del PSOE, empresarios y funcionarios de la comunidad de Madrid, Murcia, País Valencià y León. Las cloacas de un sistema de vasos comunicantes entre las grandes empresas, la banca y el poder político están esparciendo a chorro toda su basura.
Esta penúltima revelación, tras los conocidos expedientes de Gürtel, Barcenas, los EREs andaluces, las cuentas suizas de la familia del molt honorable Jordi Pujol, o la participación de destacados dirigentes del PP, del PSOE, de UGT y CCOO en el saqueo de Bankia, untados con excelentes sobornos (tarjetas black), subraya que la putrefacción que corroe al sistema capitalista no tiene fin.
Como si de una película de Berlanga se tratara, Rajoy y Esperanza Aguirre han salido a la palestra pidiendo perdón. Pero no es la primera vez que adoptan esta postura estética, cargada de cinismo e hipocresía, mientras siguen alentando políticas que destruyen derechos, vidas y familias, y enriquecen a una minoría de parásitos. Su petición de perdón no les va a permitir escamotear su auténtica responsabilidad en todo esto. No queremos disculpas no solicitadas, y menos de las mismas personas que nos declaran la guerra sin cuartel todos los días; queremos que se vayan inmediatamente, que el gobierno de la derecha dimita y que se convoquen elecciones ya.
Este gran chapapote no es exclusivo del PP, aunque obviamente el partido de los empresarios, de los banqueros, de la reacción carpetovetónica, sea la vanguardia más decidida y pringada en estos asuntos. También los dirigentes del PSOE están que se salen. Ahora le toca el turno al alcalde de Parla, mano derecha de Tomás Gómez, secretario general del PSOE madrileño. Ayer fue el de Fernández Villa, el dirigente minero del SOMA-UGT y barón intocable del PSOE asturiano, amigo del alma de Alfonso Guerra y de Felipe González y de tantos prohombres de la socialdemocracia, que lavó un millón y medio de euros garcías a la amnistía fiscal de Montoro (para estas cosas los principios políticos son como los calcetines); un capital que obtuvo de los sobornos de empresarios y gobiernos de turno para que firmase cuantas reconversiones mineras se le pusieran por delante. O de los representantes de UGT y CCOO, del PSOE y de IU, que votaron entusiasmados todas las medidas de Blesa, incluida la estafa de las preferentes, a cambio de gozar de la impunidad en el miserable desfalco del que tomaron parte.
Si se aceptan estas reglas del juego, si se acepta que este régimen social, político y económico es el único posible, es inevitable estar anegado de corrupción hasta las orejas, pues la corrupción no es la causa, sino la consecuencia del funcionamiento de un sistema que sólo busca el máximo lucro para una minoría a costa de la explotación y el sufrimiento de la inmensa mayoría. La corrupción es el síntoma, pero la enfermedad es el capitalismo.
Una situación política explosiva
Los defensores del sistema capitalista, tanto en su flanco derecho como en el izquierdo, están viviendo momentos terribles, llenos de ansiedad. Están completamente desconcertados y desorientados sobre como actuar y que camino elegir.
Esta sacudida tremenda tiene una expresión política: la irrupción de Podemos, su crecimiento explosivo hasta alcanzar los 200.000 afiliados, y las expectativas electorales que le auguran todas las encuestas. Podemos podría convertirse en la organización política más votada, y eso abriría una perspectiva no sólo esperanzadora, sino claramente favorable para todas las fuerzas que luchamos por la transformación socialista de la sociedad, por un ruptura completa con el capitalismo. Todavía es pronto para cerrar pronósticos, pero la opción de un gobierno de coalición PP-PSOE está en el aire: no está claro que puedan contar con una mayoría parlamentaria estable, y en el caso de que pudieran y de que se materializara un gobierno semejante, sólo sería el preámbulo para una escalada mayor de la tensión y la polarización social, hasta desembocar en una crisis prerrevolucionaria.
El País intenta responder a lo que ellos mismos denuncian, hablando de un nuevo pacto constitucional, y de evitar demagogias y populismos (¿a quién se referirán estos sesudos voceros del capital?): “El carácter sistémico de la corrupción proporciona fácil y demagógica munición a quienes propugnan una ruptura, no con el sistema corrupto, sino con el constitucional, incluso para buscar soluciones de signo opuesto a la democracia.” Pero ¿de qué democracia habla El País? ¿De ésta que permite que una minoría de indeseables, de multimillonarios, decidan por la vida de millones? ¿Qué tiene de parecido la dictadura de los banqueros y los grandes poderes financieros con la democracia de la mayoría, con la justicia social? Tienen miedo, es evidente, y no les vamos a mitigar esa sensación. Todo lo contrario, porque esa amenaza al sistema somos nosotros, los invisibles, los explotados, los marginados, los trabajadores y la juventud en lucha, los que vamos a tomar el cielo por asalto.
Comentarios
Publicar un comentario